Hace 1 año | Por --599848-- a elmundo.es
Publicado hace 1 año por --599848-- a elmundo.es

Esta semana, el escritor estadounidense Christopher Andersen anunció que pronto publicará una extensa biografía sobre el rey Carlos III de Inglaterra, en la que cuenta su vida como príncipe, su relación con su madre y algunas extravagantes curiosidades. Entre ellas, que lleva a todos lados su propio asiento para el váter, que tiene un chef que siempre le prepara sus platos favoritos (no importa en qué país o circunstancias se encuentre) y que su mejor compañero es un osito de peluche, que tiene desde la niñez. Una reliquia que tendría...

Comentarios

Elbaronrojo

Como curiosidad dicen que los hijos de Isabel II tenían que dirigirse a ella como su majestad, así que no es de extrañar que le cogiese cariño a su niñera.

e

#1 #3 Tradicionalmente (hasta mediados del siglo XX al menos, supongo que hoy día habrá cambiado) la niñera se hacía cargo del bebé nada más nacer. Lo cuidaba y una vez al día lo presentaba unos minutos a los padres para que viesen como iba creciendo. Los niños tampoco comen en el comedor de los mayores y esos minutos son normalmente todo el contacto con los padres.

Muy pequeños, los niños y niñas van a un internado privado.
Durante las vacaciones escolares regresan a la mansión familiar donde la niñera se ocupa de ellos mientras los padres pasan la temporada en los lugares de veraneo de moda.

Los niños, al acabar la universidad hacían el "Gran Tour" (De ahí la palabra turismo). Uno o dos años viajando por los lugares de moda, Venecia, Montecarlo, Paris...
Al volver empezaban sus carreras como altos ejecutivos, parlamentarios, rentistas etc.

Las niñas al acabar el internado hacían el "baile de debutantes" un rito de iniciación que marcaba que "estaban en el mercado". Su siguiente labor era cazar un "buen partido" y casarse.

pilarina

Es bueno ser rey

Kantinero

Interesante el comentario:

una NANNY es como la madre que sustituye a la biológica, porque le dedica muchas horas y le entrega verdadero cariño. Los aristócratas sufren mucha soledad durante su infancia, alejados de sus progenitores que prácticamente son unos extraños. Algo similar ocurría con su tío-abuelo (el ex-Rey Eduardo VIII) quien buscaba en mujeres maduras y dominantes, el afecto maternal que nunca tuvo.