Creo que hay algo oscuro detrás del análisis simple que habla de violencia en abstracto y resume lo ocurrido cerca del estadio Vicente Calderon, como un mero choque entre energúmenos con un lamentable desenlace. No quiero decir que eso no sea cierto, sino que al zanjar el asunto ahí, en una reyerta entre hooligans del fútbol, nos dejamos por el camino cuestiones de fondo que revelan la escasa importancia que se le otorgan a hechos importantes...
Comentarios
Gran artículo. Todos sabemos lo que pasa cuando se le ríen las gracias a estos perros, que se creen impunes. Han homenajeado a héroes nazis en el Calderón y no ha pasado nada. Han llamado etarras a jugadores vascos, se han burlado a grito pelado de Zabaleta y Antonio Puerta y han insultado hasta al nieto recién nacido de Míchel, y no ha pasado nada. Ahora nos llevamos las manos a la cabeza.
#0 Revisa la entradilla: se te ha colado algo extraño en el nombre del estadio.
Gran reflexión. El problema va más allá de una pelea de fútbol. Es más profundo que el no se hizo nada.
Se permite que estos grupos violentos utilicen el fútbol para atraer a gente a sus filas. Entradas preferentes, salas en donde reunirse, vamos todo un club social pagado por todos (sí, hasta que paguen impuestos, los campos, etc. el fútbol profesional lo pagamos todos).