He sufrido el síndrome del trabajador quemado (burnout) y sé de lo que hablo. El estrés laboral de un periódico en crisis permanente me estaba matando y a punto estuve de hundirme con él. Necesité mucho cariño para salir del agujero. También fue fundamental la ayuda de un gran profesional de la psiquiatría, no te vayas a pensar que el amor lo cura todo. Tuve suerte. Cambié de vida y fue para bien. De esas quemas se sale resucitado, cual ave fénix que resurge de sus cenizas.
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