Aunque se siguen construyendo edificios religiosos por todo el mundo, no es descabellado afirmar que los estadios de fútbol son las catedrales de nuestro tiempo. Templos monumentales que congregan a decenas de miles de personas en una liturgia común y colectiva, y que compiten con los museos por ver quién sostiene el verdadero estandarte del icono urbano. Así, su diseño ha dejado de ser obra de técnicos e ingenieros más o menos desconocidos para recaer sobre lo más florido de la aristocracia arquitectónica mundial
Comentarios
Al final serán los estadios de futbol como las grandes catedrales, monumentos donde la gente no va prácticas religiosas y va impesionarse de las construcciones gigantes repletas de ornamentos que lo único que pretenden es impresionar.
No es un proyecto equivocado, es un proyecto de la corrupción (régimen imperante donde vivimos), la mafiocracia, o como queramos llamarle a esta evidencia.
¿por qué cualquier cosa que se haga sale alguien diciendo que es equivocado?
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