Los hechos se remontan a febrero de 2010, cuando en plena huelga por la negociación del convenio colectivo de las instalaciones deportivas, un piquete de sesenta trabajadores y sindicalistas se concentró ante la piscina olímpica de Ponte Muíños. Durante la intervención del piquete se tiñó la piscina de verde y el traje del gerente se vio salpicado por el líquido colorante.
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