En contraste con los términos esquizofrenia o anorexia nerviosa, que evocan algo sórdido y oscuro, la llamada “bipolaridad” sugiere una divertida alternancia entre lo expansivo o genialoide y lo triste, entre lo amable y lo colérico. “Mi jefa debe ser bipolar” o “yo es que soy un poco bipolar” ―seguido de una carcajada cómplice― son ya clásicos de las conversaciones triviales contemporáneas. Este malentendido es especialente injusto con los pacientes y famias que sufren este grave trastorno, que supone la séptima causa de discapacidad mundial.
Comentarios
Me parece un artículo muy interesante y muy bien armado.
Y efectivamente, la banalización del término no juega a favor de su tratamiento.
#0 Buen aporte! No lo es!
#8 El chiste puede ser mejor o peor, pero no has ofendido a nadie.
Yo no he sido, ha sido el otro.
Algo así...
Lo bueno de ser bipolar es que si no te gusta tu personalidad, te pasas a la otra.
#1 Diría que la doble personalidad y la bipolaridad no son la misma cosa.
#3 #7
Lo sé, por eso la cara de troll.
Me ha parecido un artículo muy interesante y perdonadme si me he pasado.
#1 Para los chistes confundimos el trastorno bipolar con el trastorno de identidad disociativo.
Además de todo lo que habla el artículo , el diagnóstico a veces es complicado. Las fases de depresión son fácilmente reconocibles por el profesional pero las otras fases , al no ser el paciente consciente de tener un problema , ni lo cuenta en las consultas. Por ejemplo, no duermen apenas pero no piensan que tengan insomnio porque no se sienten cansados , por lo tanto no lo comentan en consulta. Es muy complicado este tema. La familia debe hacer un esfuerzo por comunicarse con los profesionales porque es muy difícil el diagnóstico.