También sabemos desde hace algún tiempo que, cuando alguien hace algo “de baja intensidad”, es porque no tiene fuerzas para hacerlo muy intensamente. Claro que nadie anuncia que va a echar un polvo de baja intensidad, pero aún quedan momentos en la vida en que pueden decirse cosas así: “campaña electoral de baja intensidad”, han dicho, como si hubieran querido decir: “follad con sordina”, “votad en voz baja” o, directamente, “no votéis”.
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