El fabricante afirmaba que la turbina había sido diseñada para operar en condiciones extremas, incluyendo ráfagas de viento de hasta 79,8 m/s, cercanas a las de un tifón de categoría cinco, lo que le otorgaría una clara ventaja en entornos particularmente agresivos como los mares del sur de China. Sin embargo, apenas iniciadas las pruebas, el aparato sufrió un severo contratiempo: varias de sus gigantescas palas se fracturaron y se desprendieron durante el ensayo.