Todo ocurrió después de la cena, cuando se despacharon los postres y los cafés. A los comensales les sirvieron una primera ronda de cafés, que bebieron sin problema, pero en la segunda ronda, nada más empezar a ingerirlos, ya sintieron cómo les quemaban en la boca y los escupieron. Por fortuna, solo media docena de personas lo tomaron.  
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