El cadáver de la madre está en el salón desde hace varios días. Yace en un rincón, dentro de un ataúd enchufado a una aparatosa máquina para mantener el cuerpo refrigerado. A ratos, Hira Ibraim, la hija, de 23 años, lo mira. Lo mismo hacen su hermano, de 20 años, y su padre. El ruido de la máquina conectada a una toma eléctrica es imperceptible. A veces, almuerzan y cenan en el salón, con la mirada anestesiada para domar la angustia entre las cuatro paredes de su casa de Pisogne, en la región italiana de Lombardía.
Comentarios
tu libertad religiosa se acaba cuando afecta a los demás.
En plena pandemia de COVID, los cadáveres deberían ser incinerados...quieran las familias o no.
Eso de dejar un cuerpo pudriéndose en un ataúd...como que no, y mucho menos el rito musulmán del cuerpo en contacto con la tierra,
con las filtraciones a aguas potables que puede provocar....
Que les den a los musulmanes, a los cristianos, a los budistas... y a los feministas.
Fuera las religiones de todo debate público!
Putas supersticiones.
acabamos primero incinerando a todos
Para evitar problemas, cualquier cadáver afectado, a la incineradora.
Al horno, las cenizas son tierra
Yo no creo que debamos cambiar la manera de enterrar a los muertos en función de las religiones, quien necesite que lo entierren de una manera diferente puede quedarse donde se hace de esa manera.
#8 Para eso ya debería vivir ahí. Y puede haber nacido aquí. Que es una religión y la gente se convierte a lo que le da la gana
Me ha recordado la película "Por amor a Rosana" En un pueblo italiano queda una sola plaza en el cementerio viejo. Un vecino hace de todo para impedir que nadie muera antes que su mujer, enferma de cancer, para que ella pueda enterrarse en el mismo cementerio que está enterrada su hija.
Eso pasa por respetar otras culturas.