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No creo en los malos consejos para un escritor

Este artículo viene de la costumbre de enarbolar por parte de los escritores —donde me incluyo— el buen afán de ayudar (o demostrar) a otros colegas como mejor se nos dé. Ya de por sí es una ironía, pues dos personas pueden tomar el mismo camino o realizar la misma tarea y obtener resultados diferentes.

Por Internet hay decenas y decenas de artículos sobre consejos sobre escribir. ¿Qué es lo que sucede? Que encontramos tantos y tan variados (incluso algunos que se contradicen, y dentro del mismo artículo) que ya no se sabe a quién hacer caso. Pero entre toda esa guía revuelta, existen los llamados “malos consejos”, que se han propagado hasta el punto de ser considerados una anatema, trozos de ensayo que figuran en la lista negra del libro sagrado no escrito del escritor. Hay algunos con los que concuerdo, pues el puro sentido común ya te indica, pero otros me hacen llevar las manos a la cabeza por el más puro de los instintos. Estos son los que quiero tratar. Entre mis deducciones de porqué son considerados el mal, hay una que incluso no me resulta descabellada: que la pura envidia u orgullo tergiversa esos consejos para “dañar” a cualquier posible competidor. A un experimentado es raro afectarle, pero hay más cantidad de noveles y soñadores que de escribir saben lo básico, y es fácil que se crean y lleven a la práctica cualquier artículo recóndito del blog ubicado en el lugar más aleatorio.

Bien, sin otro ánimo mas que el de ayudar, quiero repasar de los más comunes, concluyendo el tema con que si de verdad es tan importante.

(Antes que se produzca la confusión, los títulos son como se exponen en otros lugares, donde se consideran malos consejos. Aquí los defiendo, alarmado porque no los considero erróneos).

—Nunca te salgas de tu género:

El primer supuesto de mal consejo ya desvela que el principal problema de aconsejar es la subjetividad y la ambigüedad para quienes no tienen una experiencia formada.

Estoy de acuerdo en que hay que escribir y leer de todo. Todo. Sin cerrarse a nada, incluso lo malo porque enseña a cómo no hacerlo. Así se aprende y se expande el horizonte mental. Pero bien, una vez has hallado tu género, ¿qué problema hay en volverse un maestro en ello? El truco está en aprender de otros géneros para aplicarlos en el tuyo. Si eres capaz de ser un multi-género, adelante, pero de normal lo suyo es aprender de todos para aplicarlo a tu estilo personal, ese que te pueden imitar pero nunca copiar (cierto hecho marca de la casa *guiño guiño*).

Si pensamos de un modo editorial/comercial, lo más viable es colocar a un escritor en el género que más conoce y practica. De vez en cuando hay que arriesgarse (siempre) y lanzar algún título alejado de tu género. Stephen King así hace, sorprendiéndonos con alguna obra que poco tiene que ver con el terror. Imagino que las escribe cuando realmente siente que es necesario, sin forzarlo.

—Muestra, no cuentes:

Me mata. Una de las claves del buen escritor puesta entre dicho. Este “mal consejo” nace de la falta de empatía y/o por la poca cantidad que se lee de media.

Es sencillo. Tú lees sobre alguien con el rostro enrojecido por la zona de la nariz, los ojos llorosos y un tanto fatigado. No te hace falta que nadie te diga que está enfermo, lo más probable con un resfriado. Antón Chejov comentaba que no describas la luna, muéstrala en el reflejo de una botella rota. Esa es una de las claves de escribir bien, el cómo lo cuentas y, por favor, el lector no es tonto, y tiene la sensibilidad necesaria para comprender a qué te refieres, a reaccionar ante una bella imagen. A falta de poder aplicar lo de una imagen vale más que mil palabras, el escritor se ve obligado a activar la imaginación del lector.

Este pretexto, que espero no esté tan expandido, nace de la comodidad y las ganas por esforzarse en esforzarse poco, en creer que con describir y describir es suficiente (irónico para la comodidad). En la vida real no tenemos al lado alguien comentando todo lo que vemos (aunque existen personas así). La literatura en comparación rellena ese hueco y hace de la función transmisora que luego interpreta nuestro cerebro. Si una línea me la puedes resumir en dos o tres palabras visuales bien combinadas, es que algo funciona. Lo mismo para un párrafo resumido en dos o tres líneas.

Puede que la confusión surja de cómo contamos el punto de vista del personaje. Si es primera persona es lo más sencillo, nos limitamos al modo de ver el mundo de un único personaje. Si es en tercera usando a varios, podemos ir saltando, con los giros y sorpresas que eso conlleva, jugando con el variado modo de ver que tienen diferentes personas sobre el mismo lugar, persona o suceso.

Por favor, muestra, el ser humano medio comprende una escena sin que se le explique el porqué de ciertos detalles y gestos. El cine ya nos ha enseñó a comprenderlo (hasta el vicio).

—Acorta:

Se sabe que escribir una novela o relato extenso requiere del mismo trabajo tanto de escribir como de corregir. La impaciencia por publicarlo o enseñarlo a la humanidad entera logra que la parte de corrección sea tratada a la ligera. Dentro de este proceso, existe el consejo profesional de acortar. Corta, resume, elimina… parece que no, pero por experiencia aseguro que es de lo mejor que se puede hacer.

Vivimos en unos tiempos de prisas de un sol a sol cada vez más rápido, de consumir lo máximo posible en menos tiempo (lo cual mata a las buenas obras, que requieren de ser disfrutadas y analizadas con calma), así que este detalle, ahora más que nunca, es necesario si uno quiere ser leído, aunque es más importante por el motivo principal de lograr algo interesante de leer. Duele matar a nuestros seres queridos (eso comenta Stephen King en su famoso libro didáctico), pero el resultado final se nota. Mas que acortar, es ir directo, con la clave de mantener al lector dentro de la imaginación, del sueño constante.

En el primer borrador solemos escribir de más, volcamos todo lo que tenemos dentro y, a menos que seas Mircea Cartarescu (que a la primera le surge lo que va a ser publicado), un buen porcentaje no es necesario para contar lo importante de la historia. Tras escribir todo el bloque y dejar reposar, al retomar es el momento de analizar qué es vital e imposible de quitar. No te engañes, hay mucha cantidad que sobra, y párrafos importantes siempre pueden ser acortados. Se sabe que cada párrafo de un libro bien compuesto no sobra porque cuenta algo que tiene que ver con la trama, o que contiene detalles que son o serán importantes. Al inicio es normal describir cómo son los personajes con sus comportamientos y acciones, pero después comienza la aceleración que permite atrapar la intriga del lector, y eso se logra acortando.

Insisto, no es (sólo) porque vivamos deprisa, sino porque es necesario para que el lector no sienta que está perdiendo el tiempo al leer ciertos trozos. Ahí está el meollo de este arte, saber capturar y no soltar a cada línea. No temas acortar para poder unir dos trozos separados por culpa de una o varias palabras grises. Toca invertir el mismo tiempo que escribiendo. Ah, sí, en la revisión te dará por añadir. No es tan buena idea como parece.

—Escribe sólo una cosa al mismo tiempo:

Este supuesto mal consejo me pilla. Al parecer, quienes lo defienden es porque se atascan con sus novelas y se dedican a escribir otras. Bueno, si eres capaz, de acuerdo, pero prefiero lo de una cosa detrás de otra. Lo de atascarse… si uno ha leído y escrito lo suficiente nunca debería sucederle. Lo de la hoja en blanco es más una leyenda, porque existen tantos temas e ideas por contar que no creo que una única persona pueda contarlas todas. Por otro lado, se conoce que la musa te pilla trabajando, y si te sientes poco inspirado, es tan sencillo como ponerte a escribir por escribir. Deja calentar los motores.

—Escribe sobre lo que sabes:

De nuevo, la ambigüedad. Sí, hay que escribir de lo que eres entendido, pues da gusto tanto escribirlo por parte de uno como leerlo por parte de otra persona; pero no, porque te quedas en tu zona de confort y a la que hace cinco artículos o reseñas descubren que estás limitado o eres monotemático. Es como el primer mal consejo, sobre lo de quedarse en tu género predilecto. Lo suyo es leer de todo para evitar este supuesto problema, hablar y conocer a la mayor cantidad de personas y visitar lugares: vivir, acumular experiencias. Con ello se logra que lo que escribes sea variado y no parezca que escribes sobre lo que sabes, sino que hablas en un lenguaje más universal.

Pero hoy en día nos movemos poco del lugar donde está el ordenador (hablo de la media de escritores, pero se sabe que se expande a más tipos de personas), leemos deprisa y corriendo y en su mayoría son discusiones (que no debates) de las redes sociales, y conocemos gente de la que no sabemos cómo son en aspecto. ¿Cómo esperamos escribir algo creíble? Aunque las generaciones cambian, y puede que les resulte más verosímil el que escribas sobre gente sin describir sus gestos y costumbres en sociedad más allá de las aficiones, que ya no haga falta hablar sobre su rostro pues basta con señalar que tiene el del personaje de moda. Las referencias a la orden del día, lo que me aconsejaron en su momento que no hiciese, ahora es una necesidad para conseguir cierta “empatía” al ser leído.

En resumen, sal de vez en cuando de lo que dominas. Documentarse es uno de los mejores procesos a la hora de escribir. Deja de visualizar esa serie o película al doble de velocidad y ponte a descubrir sobre el mundo.

—Adverbios y adjetivos:

Este mal consejo sí que está expandido. Su origen nace del citado “Mientras Escribo” de Stephen King, donde recomienda no usar nunca adverbios. Lo que nadie ha caído en la cuenta es que se refiere al inglés, pues de hecho el propio traductor tuvo el detalle de indicarte que son palabras terminadas de normal en –ly. En castellano son las terminadas en –mente. Así que tenemos una norma que se ha tomado a rajatabla, siendo criticados aquellos que usen prontamente cualquier adverbio que modifique al verbo cruelmente.

Este consejo mal interpretado por un “lost in traslation” hay que entenderlo como que no hay que abusar de adjetivos y adverbios. Abusar, que no el no utilizar jamás. No pasa nada por colar alguno de vez en cuando. Queda claro que queda mejor y menos vago el no usar adjetivos, lo de la botella rota y el reflejo de la luna y eso, pero tampoco voy a dejar de leer un libro interesante sólo porque me diga que una bicicleta está, simplemente, rota. Es impreciso para la imaginación, pero ya se encarga el cerebro de arreglarlo. El problema es si cada línea tiene un adjetivo, pues me saca del sueño vivido que supone leer.

—Empieza por la mitad:

Otro consejo que se ha tomado a la literal. Cuando se dice que comiences tu historia por la mitad, no se refiere a que comiences a escribir tu novela por en medio y luego realices el inicio o el final. Se refiere al clásico y efectivo truco de contar al iniciar la historia una escena de la trama avanzada. Esto produce que el lector se interese sobre cómo se ha llegado a ese punto y el qué sucederá después, por lo que no tiene otra que leer la primera mitad de la novela para llegar de nuevo a ese punto. ¿Es tramposo? Un poco, pero da la emoción e intriga que se busca, y seguro que el lector no se siente engañado una vez cumplas con las expectativas de esa primera escena adelantada en el tiempo.

Aquí viene el meollo clásico sobre los escritores de mapa y los de brújula, que son lo que planifican de principio a fin su novela contra los que la comienzan y se dejan llevar. Los primeros lo tienen todo pensado, cada cabo bien atado, los segundos es fácil que se pierdan, pero logran esas escenas donde no sabes qué va a suceder pues ni el propio autor lo sabe. Creo que lo suyo es un punto medio, saber de antemano sobre qué vas a escribir, documentarse bien, tener claro lo importante de la trama y entonces lanzarse sin miedo, dejándote llevar. Por otro lado, no hay que cerrarse y negarse a modificar ciertas partes. Puedes tener una idea mejor o darte cuenta que tal parte mejora al ser cambiada o eliminada. Si lo suyo es sorprender y dejar contento al lector, lo mejor es lograr que eso mismo te suceda a ti al escribirlo, y planificarlo puede matar un poco la esencia si se abusa de ello.

—Varía tu lenguaje:

Otro supuesto mal consejo contradicho por algún vago. Si uno lee en cantidad, ni se da cuenta de la variedad de su lenguaje. Si uno está limitado en su lenguaje, que no se excuse, que lea un poco más y abra esa perola. También se aplica a lo de si repetir o no palabras dentro de un mismo párrafo. Como se sabe, lo suyo es un punto medio, y no creo que pase nada porque suceda de vez en cuando. Si es a cada momento, hace sospechar de la capacidad del escritor. También sucede que a los mejores escritores ni se les nota cuando repiten a cada momento una palabra. No hace mucho leí una entrevista sobre Alan Moore donde se refería a cierta palabra una y otra vez. El tema era tan interesante que ni me percaté, sólo al revisarlo me di cuenta de la repetición de la palabra, pero no me importó porque su discurso resultaba estimulante y esclarecedor, lo que eclipsaba cualquier aparente fallo.

Con la variedad de palabras que posee nuestro idioma, como para faltarle al respeto.

—Tienes que juntarte con otros escritores:

¿En serio esto es tratado como un mal consejo? Vivamos todos en nuestras torres de marfil, por supuesto, nos aislamos de los colegas del gremio, claro que sí. ¿Qué van a saber ellos? ¿Qué consejos y experiencias puede darnos alguien que trata y lee sobre los mismos temas que nosotros? Encima que los contactos son necesarios para colar la pata en tal o cual lugar. En fin…

Ya lo decía mi abuela, que una de las mejores experiencias de la vida es conocer a gente, y ella sabía mucho sin apenas haber leído. Hay que tener amigos hasta en el infierno. En muchas ocasiones las personas son más interesantes que los libros, y rodearte de gente afín es estimulante. El mero hecho de unirte a un foro o chat de escritores ya motiva a escribir. Compruebas otros métodos de realizar los mismos ejercicios, aprendes detalles que se te escapan, compites por mejorar y de paso te diviertes.

Quiero creer que quien diga que juntarse con otros escritores es malo es por culpa de malas experiencias. Como en todo campo artístico, hay mucho ególatra, envidioso y competidor que no soporta que alguien le enseñe o tenga esas mismas tareas y objetivos que le hacen creer tan único y especial. Hay un tipo de persona que, en verdad, son resignados con máscaras de sabelotodo que no podrían aguantar ver a alguien consiguiendo lo que ellos no han podido. Su propia sabiduría les estanca. Se creen haber dominado la vida, y si ellos no lo han logrado, oh, tan capacitados y elegidos que son, ¿cómo va a poder el resto? Déjalos ahí en el centro del mundo: están completamente solos.

—No escribas un género menor como Fantasía o Ciencia-Ficción:

Este sí que es un mal consejo. Por suerte este prejuicio ya se ha superado. Hoy en día cierto elitismo se desvanece y hay autores reconocidos y de peso en cada género posible. La Fantasía y la Ciencia-Ficción tienen mucho que contar, cantidad de ejemplos existen que lo demuestran. Me temo que hasta que uno de estos autores no gane un Nobel, nadie los va a tomar en serio, aunque ya pocos quedan que no hayan leído y disfrutado/aprendido con obras de estas características.

—Escribe para vender:

Si te dedicas a esto por el dinero, mejor que te eches el cubo de realidad lleno de agua fría cuanto antes. Puedes ganar dinero, pero no para vivir. Es mejor no hacerse ilusiones, aunque eso no significa que no lo intentes. Se dice que para vivir de escribir es necesaria la constancia (disciplina, perseverancia y superación que dice Murakami), y la clave es lograr un buen catálogo de libros escritos para comenzar a ver beneficios. Sin embargo, una vez estés metido de lleno en la obligación de escribir, puede que te arrepientas de lo que deseas.

Se idealiza la profesión del escritor por culpa de la fama de los mejores. ¿Conoces de algún escritor feliz? Sí, en entrevistas y artículos. Pero no dejan de tener problemas, y se dice que de entre todos los artistas los más propensos a problemas mentales son los escritores, tan acostumbrados a ir entre la realidad y la ficción cada día. Al final se maneja tal cantidad de datos y se acumulan tantas ideas que no puede ser sano, con la obligación de escribir las dos mil o tres mil palabras diarias si queremos cumplir con el plazo. No deja de ser un trabajo de ocho diarias. Encima no tan bien cotizado.

Conclusión:

El problema de los consejos, como ya dije, es que no dejan de ser subjetivos, ambiguos según la experiencia de la persona que los escribe o los lee y quizá condicionantes. No dejan de ser una guía o esbozo para hacerse una idea de cómo funciona esto de escribir. Al final lo que cuenta es la experiencia personal, ¿y quién si no mejor que uno para conseguirla? Es que no hay otro modo, al final siempre depende de ti mismo conseguirlo, asúmelo.

El problema es que los escritores somos de hablar/escribir mucho. Es la manía lógica, lo tengo comprobado por los foros y blogs que visito, donde hay más palabras que en foros de música por ejemplo, que hay gente más acostumbrada a escuchar/leer. Solemos perdernos en nuestros propios discursos, pues para ser escritor se necesitar de cierto ego (uno que de normal no es dañino, ojo), y divagar es nuestra especialidad. Lo que concluyo de este hecho es que se debería gastar esa energía en escribir ese proyecto de nuestras vidas, en lo que pretendemos entregar al mundo por ver qué sucede. Quizá lo terminen leyendo los más cercanos y algún lector casual, pero si funciona, el boca a boca hará el resto. Insisto que no te hará rico (eso tampoco va a solucionar tu vida, asúmelo de una vez), pero habrás compartido y las personas reaccionarán en consecuencia. Eso es de lo más hermoso de la literatura, el aportar tu modo de ver el mundo y que los demás surjan cambiados de esa experiencia y por lo tanto siendo mejores.

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Monarquía española: historia reciente y sondeos actuales

La actual monarquía española se origina en una decisión del dictador fascista Franco que, tras derrocar el legítimo régimen democrático de la segunda república mediante un intento de golpe de estado y una cruenta guerra civil, reinstauró la monarquía designando como su sucesor a título de rey al entonces príncipe Juan Carlos. La buena relación entre ambos no ha sido nunca desmentida. Parece ser que el propio Juan Carlos no consentía que se hablara mal del anterior dictador en su presencia. Es digno de mencionar que Juan Carlos Borbón creó el ducado de Franco para sus herederos, un título con grandeza de España que justificó calificando la dictadura como: "una gloriosa etapa histórica de nuestra Patria". Este título sigue aún vigente, posiblemente porque el actual rey no se atreve a eliminarlo pues pondría de nuevo en relieve la relación de su padre con el dictador, volviéndose contra él como lo haría un búmeran.

Tras la muerte del dictador, la monarquía se presentó como la única opción posible para recuperar un sistema democrático en España. Era monarquía y democracia, o seguir con la dictadura fascista hasta que ella misma se agotara de manera inevitable en un tiempo de duración imprevisible. Con estos mimbres es difícil que los monarcas borbones sean percibidos de manera positiva por una gran parte de la población española. Cualquiera que se identifique de alguna manera con los sectores más perseguidos durante la dictadura fascista sentirá una retención especial contra ellos.

Y lo anterior lleva de manera natural a que la monarquía requiera de especiales medidas de protección para impedir el deterioro de su frágil imagen. Es imprescindible para ello que los medios de comunicación colaboren eligiendo las noticias relativas a la familia real que deben llegar a la opinión pública. Este tamiz informativo funcionó de manera casi perfecta durante la mayor parte de la duración del reinado de Juan Carlos. Todos los diarios, emisoras de radio y cadenas de televisión, o al menos todos los más influyentes, presentaban a la familia real española como un ejemplo de comportamiento frente a otras familias reales foráneas, e incluso algunos presidentes de otros países, que acumulaban escándalo tras escándalo. Pero, como bien sabía Abraham Lincoln, no se puede engañar a todo el mundo durante mucho tiempo, y la aparición en la familia borbónica de sucesivos enredos, líos, negocios sospechosos e incluso posibles delitos dilucidados judicialmente desembocaron en la abdicación del, ya provecto, anterior rey, algo impensable solo unos pocos años antes. Esta drástica solución pretendía llevar a la praxis el famoso lema gatopardista: "Si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie". El barniz de virtudes ejemplares pasaba así, sin solución de continuidad, del “campechano” al “preparado” sin que, al parecer, se hiciera mella relevante en la opinión de los españoles, que en este caso hacían el papel de obedientes súbditos.

Llegados aquí, uno se pregunta hasta qué punto todo lo anterior se refleja en la práctica en la opinión pública. ¿Es posible que todo lo relatado no haya favorecido una desconfianza hacia la monarquía e incluso un aumento relevante del sentimiento republicano? En la sociedad actual, sería lógica una profusión de encuestas y sondeos relativos a tan fundamental asunto. Pero uno de los métodos que usa el estado para proteger a la monarquía en España es no preguntando a los españoles qué opinan de esta institución del estado. El Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) lleva tres años sin preguntar por la opinión que les merece la monarquía. No debe sorprendernos que deban recurrir a esta y otras argucias para su protección, pues el sabor antidemocrático que destila no es debido, como ya hemos visto, únicamente a su propia esencia basada en una sucesión hereditaria por línea sanguínea. 

En el desierto estadístico sobre este asunto aparece de vez en cuando un pequeño oasis, y esto ha ocurrido hace poco tiempo. Nuestra sed informativa se ve relativamente calmada por un sondeo cuyas fuentes, no sorprendentemente, provienen de allende nuestras fronteras. La encuesta, realizada por Ipsos Global Advisor, nos aporta algunas refrescantes gotas de información. Primero, un 37% de españoles opina que abolir la monarquía sería lo mejor para el futuro del país, frente al 23% que cree que cambiar de régimen sería negativo. El peor resultado de todas las monarquías europeas. A ello se añade que el 52% de la población se muestra a favor de celebrar un referéndum sobre monarquía o república en España, una reivindicación nunca atendida que se remonta a la época de la transición. Este porcentaje aumenta significativamente entre los más jóvenes y entre la población que se considera más de izquierdas en sus opiniones políticas. Se echa evidentemente en falta una pregunta directa que obligara a elegir entre república y monarquía como forma de gobierno.

Los números anteriores pueden dejar bastante satisfechos a algunos republicanos, pero no parecen demoledores en sí mismos para la institución monárquica. ¿Por qué entonces esa resistencia a publicar resultados de sondeos similares obtenidos mediante la actuación del CIS? Evidentemente, esos estudios existen y se realizan constantemente, aunque no se publiquen los resultados. Aquí entraré en el terreno de la hipótesis, si bien sustentada de forma indiciaria en multitud de formas. Un análisis detallado de esas encuestas llevaría seguramente a una opción republicana claramente mayoritaria ente los sectores más jóvenes de la población española, lo cual evidenciaría que la monarquía severia abocada a su desaparición en un breve plazo de tiempo. Y segundo, pero no menos importante, un análisis territorial revelaría la holgada victoria republicana en al menos dos comunidades relevantes: Cataluña y Euskadi. Un golpe directo a la supuesta condición de garante de la unidad de España de la monarquía. Más bien aparecería como un revulsivo del separatismo.

Quizás el final de la monarquía sucesora del franquismo no esté muy lejano. En todo caso, recuerden, no hay dos sin tres y a la tercera va la vencida.

Salud.

 

 

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Análisis estratégico de una posible moción de censura contra Rajoy

Después de la sentencia de hoy, y de que nos hayamos pasado el día entre dudas, creo que es el momento de intentar un análisis estratégico sobre la opción de Pedro Sánchez de presentar una moción de censura contra Rajoy:

Empecemos recordando que una moción de censura necesita al menos el apoyo de 176 diputados y que no puede prosperar por mayoría simple, es decir, por un mayor número de votos afirmativos que negativos.

Vamos de menor a mayor:

Votos de los nacionalistas:

Los canarios (1) apoyan los presupuestos que están a punto de aprobarse y para ellos sería mejor marear un poco la perdiz y pillar lo suyo.

Lo mismo sería aplicable al PNV (5), que prefiere asegurarse los logros de la negociación de los presupuestos y no quieren, ni en pintura, un Presidente de izquierdas en Madrid, digan lo que digan a su parroquia.

Tenemos aquí, 6 votos que, aunque pudiesen apoyar la moción, preferirían templar gaitas y dejar el asunto para más adelante.

Bildu (2) apoyaría moción sin duda alguna.

Los 17 votos catalanistas la apoyarían sin dudarlo. Lo contrario sería incomprensible.

Podemos (71) no quedaría esta vez al margen: no se puede cometer el mismo error dos veces sin peligro de que tus bases te arranquen la cabeza de los hombros.

El PSOE (85), como promotor de la moción, está fuera de toda duda.

Y la suma, amigos, es 175. Uno menos de los necesarios. Con lo que la pelota queda en el tejado de Albert Rivera y Ciudadanos (32), o en la opción de convencer a Canarios o PNV.

En esta tesitura, Pedro Sánchez debería presentar la moción de todos modos, porque:

-Regresa al parlamento, del que no es miembro, ya que al moción de censura puede proponer como candidato a cualquiera, sea o no diputado.

-Obliga a Ciudadanos a retratarse ante el espejo de la corrupción del PP: o echas a Rajoy, o lo sostienes. Y por menos, te cargaste a la Cifuentes.

-Frena a Ciudadanos en las encuestas como partido emergente y regresa al centro del tablero, cuando hoy está en los arrabales más inmundos de lo que debería ser su partido.

-Cuestiona al primacía de Podemos a su izquierda, cuando este partido no puede permitirse dejar de apoyar la moción de censura. Y lo pilla, además, en pleno embarre con el chalé de su líder. ¡Bingo!

-Cambia los tiempos, tan desfavorables hoy al PSOE, permitiéndose adelantar las elecciones.

Todo son ventajas. Pero en Ciudadanos, si no son tontos, intentarán repetir la jugada de Madrid: que el PP elija otro candidato limpio que sustituya a Rajoy.

En primer lugar, el que ha sido condenado no es el Presidente, pues nadie tiene la menor idea de quien pueda ser el M. Rajoy de los papeles de Bárcenas. Pero el PP sí ha sido condenado, y elegir otro candidato del mismo partido pasaría una terrible factura a los naranjas.

La segunda jugada de Ciudadanos puede ser apoyar la moción, pero exigiendo un candidato que convoque inmediatamente elecciones. Y ahí es donde Pedro Sánchez no lo tiene tan fácil.

Puede aceptarlo, y ser el héroe que desalojó a Rajoy, pero perdiendo algunas de las bazas que detallé antes. O puede negarse y decir que Ciudadanos busca excusas para no echar a Rajoy.

Lo más acertado, a mi entender, sería aceptar ese candidato independiente y convocar elecciones de inmediato.

En cualquier caso, poco hay que perder en esa moción de censura. Si el PSOE no se atreve a dar el paso al frente, más les vale comprarse una tetera de cien litros y una mesa camilla de 20 metros de diámetro. Para hacer calceta asamblearia.

Por supuesto, este es un análisis personal. Me gustaría mucho leer los vuestros, o vuestras enmiendas. Nos vemos en los comentarios.

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El goteo hacia abajo

En Alemania no se habla de otra cosa: el jefe de la Unión Cristiano Social de Baviera, y también ministro del Interior, está dispuesto a inmolarse antes que permitir que siga la política migratoria de puertas abiertas de la señora Merkl. Por un lado, está convencido de que algo debe cambiar y, por otro. teme que si no es él quien lo cambia, el AFD, al que algunos acusan de ultraderechista, le arrebate la mayoría absoluta histórica de la que la CSU goza en Baviera.

Pero lo cierto es que, en el caso de Alemania, no se trata, sobre todo, de un problema identitario, ni siquiera de seguridad. Los alemanes ha acogido durante años a millones de turcos y europeos de los países del sur, y sin el menor problema, hasta ahora. Allí no se han formado, casi, los ghetos que asolan Francia y Gran Bretaña. Allí, de momento, mejor o peor, abunda el empleo, y no hay problema con sumar más fuerza laboral.

¿Qué es lo que pasa entones? Se trata de un problema de goteo, de chorreo hacia abajo. Trato de explicarlo:

A día de hoy, y en las zonas que yo conozco (precisamente Baviera, y más concretamente la zona de Bayreuth) es fácil encontrar trabajo. Puede que ya no sea un trabajo a tiempo completo, como antes, y puede que no sea en lo que quieres, pero un trabajo encuentras, y deprisa, sobre todo si estás dispuesto a ser un handwerker (trabajador manual). Yo eso lo he visto claramente: el trabajo de despacho y oficina es para los alemanes, sobre todo. Pero si sabes poner tejas, trabajas todo el año y se dan de hostias por ti.

Sin embargo, amigos, hablamos de Alemania. Meten la pata como el que más, pero nunca pro no haberlo pensado y por no haber planificado a largo plazo. Fallan, pero no pasan de todo. Esa es mi percepción. Y ahí, en la planificación, es donde el diablo ha asomado los cuernos.

Los alemanes prevén que en los próximos diez años se van a automatizar no menos de cinco millones de puestos de trabajo, y la cifra puede llegar hasta los siete millones. Los alemanes prevés que, de un modo u otros, o con algún nombre que se inventará sobre la marcha, habrá que crear algo parecido a una renta básica. Y eso tiene consecuencias:

  1. En primer lugar, se plantean quienes serán los perdedores de la automatización, y la respuesta es que los trabajadores intermedios de la industria. Estos pasarán a la capa más baja del mercado laboral. ¿Y qué hacemos si esa capa inferior está ocupada por inmigrantes? Comernos un marrón de aúpa. Por eso se oponen a que esos puestos se ocupen hoy, aunque haga falta, con mano de obra extranjera. Porque necesitan que haya hueco para que los trabajadores nacionales puedan descender de escala.
  2. En segundo lugar, la renta básica consiste en dar dinero a la gente que no puede subsistir por sí misma. Está bien. Se hace. ¿Pero qué clase de gilipollas somos si aceptamos pagar esa renta a todos los pobres de África y Asia, por el simple hecho de que hayan comprado un billete hasta Alemania? Eso es lo que piensan, y tratan de evitar que el número sea demasiado grueso antes de que llegue el momento de pagar la renta.

El problema más grave, os lo anticipo, es el primero.

Aquí lo discutimos a veces, pero allí lo tienen claro:la Seguridad Social no se alimenta de los habitantes, sino de los cotizantes. Meter más gente en el país, sin que cotice, o con cotizaciones diminutas, no arregla el problema. Si la previsión es una pérdida generalizada de empleo, por la automatización, o porque pintan bastos para industrias tan intensivas en mano de obra como la del automóvil, es suicida atraer personas que no se van a poder emplear y que crearán fricciones sociales.

En resumen: el tema de la inmigración no es tanto un tema ético como un aviso a navegantes: los países que se han dado cuenta de que el empleo será cada vez más escaso, buscan la manera de anticipar el golpe.

Otros, entre tanto,nos preguntamos si es justo o no,.

Por algo me dijo un amigo, no sé si para bien o para mal, que cada español lleva dentro un Quijote. Y cada alemán un Fausto.

Ahí que da eso.

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La hora de pasarse a la resistencia

Nos guste o no, eso es lo que está sonando, y lo he oído ya un par de veces de primera mano. Hay un importante grupo de gente que está pensando en pasarse a la resistencia, lo que puede que acelere el proceso del que hablaba el otro día en este artículo.

Quieren subir las cuotas de los autónomos. Quieren subir el gasóil. Quieren subir los impuestos en general, por aquello de que así se podrá ofrecer un mejor estado de bienestar. Quieren pagar la ley de dependencia. Quieren abrir las fronteras, o hacerlas más permeables. Quieren repartir dinero para feminismo, observatorios y estudiatorios. Quieren subir un 30% de golpe el salario mínimo. Quieren reforzar la financiación autonómica. Quieren recuperar la sanidad universal para legales, ilegales, cotizantes y no cotizantes. Quieren eliminar el factor de sostenibilidad de las pensiones. Y todo, sin desmontar los chiringuitos del PP, porque entre bomberos no se pisan la manguera.

Bien. La cosa , en teoría, podría estar bien. La cuestión es que pasa con esto como con las piedras de las pirámides: que hay muchas, muchísimas, y nadie se para contarlas.

En este caso, tenemos a las rentas altas y la lucha contra el fraude como palabras mágicas para obtener más recursos. Siguiendo las previsiones de los más optimistas tenemos que se podrían sacar 7.000 millones al año de la lucha contra el fraude y otros 6000 millones de subir los impuestos a las rentas más altas. El agujero es de 45.000 millones. No hemos llegado ni a la cuarta parte, pero seguro que se sigue insistiendo con esas dos fórmulas.

Así que la cosa está clara: la subida de impuestos, será tan grande, al menos, como la de Rajoy. Y ahí es donde mucha gente se planta. Y eso es lo que restará arena al reloj.

El parón en la inversión ya está a la vista. Los datos de la salida de capitales se publicarán en un par de meses, pero os anticipo, y me juego una muela, que serán negativos.

Los que tienen algo que perder se han pasado a la resistencia. Menos actividad. Nula inversión. Sacar fuera lo que se pueda. Aplazar negocios, aplazar contratos, aplazar compras en la bolsa. Todo va bien, dicen, y el IBEX sigue sin levantar cabeza. No hay mejor canario de mina.

Puede que en la calle haya muchos entusiastas con estas medidas, pero como unos son los que reciben el dinero y otros los que lo dan, los paganos no están por la labor y han empezado a mover sus fichas, a votar con lo pies, y a recordarnos que podemos votar a quien nos dé la gana, pero ellos no pagarán la cuenta.

A mí me lo han llegado a decir a la cara: es hora de pasarse a la resistencia. para que busquen y no encuentren. Para que muerdan y no amarren. Para que se vayan, con banda de música, a tomar por el culo con sus monsergas.

Si quieren desenterrar a Franco, que lo desentierren. Si quieren reforzar el matrimonio gay, allá ellos. Si quieren prohibir los toros, pues vale. Si quieren reformar el feminismo, basta con no contratara mujeres que te puedan denunciar. Si quieren hacer una España plurinacional, pluriétnica y pluriempleada, que les cunda. Pero la cartera, ni tocarla. Así es como piensa mucha de la gente que pasa por una asesoría fiscal a liquidar sus impuestos, y eso es lo que a la postre se notará.

Sólo falta que conviertan en realidad alguno de sus avisos. En cuanto lo hagan, llegará la crisis en seis meses. No va a ser fácil conseguir los recursos que necesitan para el país social que proponen. No va a ser posible, adelanto. La derecha no se anda con chorradas: creen en la lucha de clases como cualquier marxista y saben que sólo pueden ganarla de un modo: al estilo de la Rebelión de Atlas: no trabajando, no invirtiendo, no contratando.

Y el que venga, que se pele con aquello: en teoría, no hay ninguna diferencia entre teoría y práctica, pero en la práctica sí que la hay.

Yo ya he oído las primeras campanas.

A ver en qué para.

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Sobre el sesgo psicológico de la supremacía moral

Donald Trump condenó ayer “el despliegue de odio y la violencia de las diversas partes” en los disturbios registrados en Charlottesville (Virginia)

Hace meses se produjo el estado de emergencia en Virginia (EEUU) unos enfrentamientos tras una marcha nazi. El caos se apoderó de la ciudad de Charlottesville con violentos choques entre supremacistas y antifascistas. Todos esperaban la respuesta de los mandatarios políticos, y se reprocha en general la ambigua postura del presidente Donald Trump al respecto, el cual ha tachado los hechos de actos de violencia desde ambos lados (desde "las diversas partes").

Muchos son los que rechazan esta postura del presidente americano, puesto que supone de facto igualar el tipo de violencia ejercido por los antifascitas a la de los nazis y supremacistas blancos, pero yo sinceramente creo que las personas que ven mal esta (en apariencia) neutral postura de Trump, sufren ellos mismos de lo que se puede entender como el mal de la supremacía moral.

Y es que en realidad en este asunto, como en casi todo en el mundo, lo que es lo "mismo" o no (en este caso el tipo de violencia) es relativo al punto de vista desde el que se mire. Las personas tienden siempre a formar grupos con ideas similares y se sienten luego muy identificadas dentro de esa comunidad. Estas agrupaciones establecen fronteras a veces físicas (formando países, estados, etc.) y a veces meramente ideológicas (política, religión, etc.). Pero sea como sea siempre existe de base la defensa conjunta de un mismo interés común. Y es la existencia y la diferencia (de intereses) de estos grupos y comunidades las que dan luego en general pie al conflicto y a la lucha (junto con su inexorable violencia). Pero debe quedar claro que dentro de estos conflictos, lo que está "bien" o está "mal" depende del bando en que nos encontremos como sujetos: es decir, de la propuesta que más nos interese creer.

Así pues, OBJETIVAMENTE es indiscutible que lo que hubo el otro día fue un conflicto social violento con dos bandos bien diferenciados (y con actos violentos por ambas partes), pero SUBJETIVAMENTE es evidente que para ningún bando fue lo "mismo" una violencia que la otra. Cada individuo verá como siempre su lucha personal (y la de su grupo -la de "los suyos" como diría Carlos Castrodeza-) más digna y noble que la postura contraria.

Así pues nadie sentirá jamás como sujeto (en ningún conflicto social habido o por haber) que su violencia es la "misma" que la del contrario, porque cada uno mira el asunto de manera relativa a sus creencias (e intereses) como persona. Pero debe quedar claro que objetivamente es una necedad negar que lo que ocurrió en casos como los de Virginia fue simple y llanamente una lucha igualmente violenta entre dos creencias encontradas.

Yo, por ejemplo, detesto como persona el pensamiento Nazi y racista, pero comprendo (e incluso acepto) que otras personas se puedan sentir identificadas con esos ideales por mucho que vayan en contra de los míos (y de mis intereses). Es decir, que no voy nunca a pretender idealizar mis creencias, ni a pretender colocarlas (moralmente) por encima de la de los demás, porque eso supondría tanto como colocarme a mí mismo por encima del resto de personas que no concuerdan con mi forma de pensar. Por contra, dentro de cada conflicto grupal intentaré siempre entender que existen necesariamente posturas que van reñidas y que se engloban dentro de unos intereses encontrados para las personas que participan de cada agrupación; pero que por lo demás son posturas siempre igualmente válidas una vez vistas de manera neutral (objetiva) dentro del marco de lucha de intereses en que se mueve la humanidad desde que el primer hombre pisó la Tierra.

Y aunque luego lucharé como todos (como persona que soy) por la postura que más me interese creer y defender, eso jamás me hará colocar mi visión moralmente por encima de la visión de nadie, porque objetivamente es evidente que eso no tiene ningún sentido ni soporte empírico. Lo Bueno y lo Malo (con mayúsculas) son conceptos imaginados e idealizados por cada sujeto, y por lo tanto son relativos a su forma de pensar; mientras que de manera objetiva Natural sabemos que no tiene sentido alguno hablar en términos absolutos y Universales en este asunto. Por lo tanto, todo aquel que se crea o se sienta en un puesto privilegiado donde sus ideas (y la de los suyos) son más dignas o morales que las de los demás, simple y llanamente sufre un sesgo psicológico que bien podría denominarse el sesgo del supremacista moral.

Fuente original del artículo: quevidaesta2010.blogspot.com/2017/08/sobre-el-sesgo-psicologico-de-la.

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El suerrealista caso de la inspección sanitaria de un bar

Os cuento un tema surgido de una discusión de bar, con el dueño del bar, a ver por quién salís y qué puñetas se os ocurre.

Se trata de un pub de noche. Abre jueves, viernes , sábado y domingo noche. Abre como a las diez y media y cierra a las tres de la madrugada, o cuatro y media los días que puede. Ningún problema con eso. Horario de apertura, de jueves a domingo: de 22:00 a 03.00.

Ningún problema tampoco con la inspección de trabajo, porque lo lleva una pareja que son los dueños. No hay empleados pro cuenta ajena.

Pero resulta que ha habido quejas de que los baños están hechos una mierda. Las razones de las quejas y hasta qué punto están en lo cierto, carecen ahora de importancia.

Como existen esas quejas sobre los baños, la inspección de sanidad ha llamado a los dueños y les ha dicho que pasará a echar un vistazo a los baños. Los dueños les han dicho que por supuesto, pero que en su horario de apertura. Sanidad dice que ni de coña, que tienen qeu abrirles por la mañana, en horario laboral de los inspectores.

Los dueños del bar, por escrito, se han puesto a disposición de la inspección en el horario de apertura del establecimiento, porque en otro horario tienen otra actividad en otra ciudad.

La inspección amenaza con un expediente sancionador por impedir la revisión del local, ya que no tiene previsto ese horario.

La cosa se va liando más y más, y no sé cómo va a acabar...

¿Cómo lo veis? Yo tengo una idea muy clara... Pero me la callo hasta los comentarios.

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Sobre la grosería, las divisiones que provoca y sus beneficiarios

La actual bandera de España no me produce ningún sentimiento. Si le cambiasen los colores o el escudo me daría exactamente igual. La vieja bandera republicana sí me remueve el corazón, pero por los ideales políticos que representó y por el proyecto de ruptura con las peores rémoras del país que implicó. Pero, como siempre digo, nunca podré emocionarme con conceptos tales como patria o equipo de fútbol. Prefiero el himno nacional alemán al español porque su calidad musical es muy superior, y admiro a Dinamarca mucho más que a España por su nivel de desarrollo político y social.

Más allá de esto, nunca me sonaría la nariz con la bandera española. Simplemente porque hay buena gente que, a diferencia de mí, sí siente algo por ella. Y sería estúpido ofenderles gratuitamente. Cierto es que el triunvirato Vox-Ciudadanos-PP la usa para que no nos percatemos de cómo nos roban la cartera diariamente con el sistema tributario diseñado para que los ricos no paguen, o con el sistema laboral donde la explotación del trabajador es demasiado fácil. Pero hay gente noble que contribuye a la mejora de la sociedad y cree en esa bandera. No les entiendo, pero les respeto, y no encuentro sentido a echar mis residuos corporales sobre sus principios.

Obviamente, considero una burrada que alguien sea procesado penalmente por burlarse de un Cristo o escupir a una bandera. El Derecho Penal está pensado para castigar las conductas de extrema antijuridicidad (asesinar, violar, robar dinero público...) y no la mera grosería. Pero a la vez me parece muy tonto generar conflictos entre ciudadanos por símbolos que, si no te gustan o no te dicen nada, sólo tienes que ignorar.

Tenemos unos enemigos comunes que niegan el futuro y la prosperidad a todos los ciudadanos. Son los mismos que llevan forrándose durante décadas, con el antiguo y el nuevo régimen. Los mismos que consiguen manipular a los tribunales para que tuerzan el Derecho en temas como las cláusulas suelo o el Impuesto de Actos Jurídicos de las hipotecas. Los mismos que han logrado que un autónomo mileurista tribute proporcionalmente mucho más que el dueño de una SICAV. Y necesitamos a todo el mundo para combatirles y vencerles. Es de idiotas echar en sus brazos a una buena parte de la sociedad española por escupir sobre un símbolo en el que creen.

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No es empatía, es visibilidad mediática (Caso Julen o Laura Luelmo)

Antes de nada... buenos días.

Ya he captado vuestra atención ya que hemos creado empatía. Y ahora, ya vamos al grano. Hace poco me ha llegado un meme de esos en los que se compara el caso de Julen con los niños que mueren en el Mediterráneo. Me dicen que son casos similares, con niños muertos y se preguntan por qué en un caso España entera se vuelca con un niño mientras mira hacia otro lado con los otros.

Hay quien habla de empatía. Julen es algo nuestro, cercano, mientras que los niños del Mediterráneo no lo son, nos quedan lejanos.

Pero no puedo estar más en desacuerdo. No es empatía. Es visibilidad mediática. Aylan murió en el Mediterráneo. Tenía 3 años y era sirio. La foto de su cadáver en la playa también dio la vuelta al mundo. Ese niño, lo mismo que Julen, estaba en el sitio y en el momento adecuado para viralizarse mediáticamente. (Quiero que esta frase se lea de forma fría, sin empatía con los dos niños, que son dos tragedias en sí mismas)

Para que un caso así se convierta en mediático se necesitan 3 cosas. La primera, que sea especial, diferente. Algo que ocurre todos los días no se convierte en algo mediático. La segunda, que se dé de forma diferenciada en el tiempo. Si todos los días cayeran niños en pozos o, como es el caso, mueren niños en el Mediterráneo, se convertirían en casos cotidianos, no se visibilizaría el problema. Y por último, que haya un interés detrás por viralizarlos. Algunos casos se viralizan solos, otros necesitan un pequeño empuje. El interés puede ser económico (las 24 horas de información, publicidad incluida, en A3media o Mediaset, dice mucho en el caso de Julen) o político (visibilizar el problema de los refugiados que huyen de la guerra en el de Aylan o clamar por la cadena perpetua en otros de muertes de chicas últimamente).

Pero se necesitan las 3 razones para que algún caso de éstos se convierta en mediático. Y luego sí, aparece nuestra empatía (son niños muertos en una playa o agonizando en un pozo, niñas o jóvenes secuestradas, violadas y asesinadas...) por las víctimas.

El objetivo mediático guiará nuestra empatía para que nuestros sentimientos se vuelquen en esos casos, pero es una empatía dirigida (a veces no hace falta empujarla mucho, solo tocar los resortes adecuados) de la que se aprovechan mediáticamente cada cierto tiempo (los últimos... Gabriel... Laura... Julen...)

En definitiva, no es empatía, es visibilidad mediática.

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La extrema fragilidad española

Parecía que la juventud de este país estaba dispuesta a pasar página y vivir unida por un proyecto común, ambicioso, próspero y justo. 40 años de modelica democracia parecían haber obrado el milagro.

Todo fue un espejismo.

De nada sirvieron los sacrificios políticos que desde todos los espectros políticos se hicieron hace ya casi medio siglo. Unos sacrificios hoy despreciados por una 'juventud' que no parece entender la magnitud y el valor de aquella proeza.

Demasiado jóvenes para entender qué es una guerra, ni siquiera una posguerra. Demasiado jóvenes quizás para saber que ciertas actitudes en este país es jugar con fuego en un pajar. Pero hay pirómanos en este mundo. Pablo Iglesias es uno de ellos, aunque no el único, sí el más descarado.

Vivimos inmersos en un deja-vu, los mismos errores del pasado empiezan inexplicablemente a repetirse.

Y lo más preocupante es la actitud de la población. Al fin y al cabo el poder de los pirómanos es poco gracias a la acción sofocante de voluntarios y bomberos. Pero en el caso de España, no hay bomberos ni hay voluntarios.

Y es que, ante los diferentes retos que se le van presentando, este país, o mejor dicho su gente, está demostrando no estar dispuesta a mover un solo dedo si no es para matar a otro español.

Por eso cuando pienso en los posibles carroñeros que merodean por el mundo, tiemblo cuando los imagino fijándose en este país. Aunque es cuestión de tiempo. Ahora mismo somos el punto débil de Europa. No hemos podido jugar peor nuestras cartas.

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¡Prietas las filas! ¡Pablo Casado es el líder!

¡Se veía venir! Tras el fallecimiento de nuestro ilustre Caudillo Francisco Franco, que lo fue por la gracia de Dios, España se vio de nuevo enfrentada con las hordas rojas y judeomasónicas que, hasta tan aciago acontecimiento, estaban agazapadas en sus cubículos muertas de terror. A duras penas se consiguió mantener la monarquía borbónica, recuperada en la persona de Juan Carlos de Borbón y Borbón, designado para ese puesto por nuestro invicto líder. Fueron días de acontecimientos azarosos en los que vivimos trágicos días como aquel infausto 9 de abril de 1977 en el que el traidor Adolfo Suárez legalizó al Partido Comunista de España, mancillando así las sagradas celebraciones de la Semana Santa. El desconcierto cundió entre las filas de los que creemos en la verdadera España: Una, Grande, Libre y, por supuesto, Católica.

Afortunadamente, nuestro entonces líder, Don Manuel Fraga Iribarne (Dios lo tenga en su gloria), cuya autoridad emanó en su día directamente del Generalísimo, supo tomar las riendas de la situación y crear un partido, Alianza Popular, que pronto se convertiría en depositario de todas las grandes virtudes que han hecho a nuestra amada España la reserva espiritual de Occidente. Gracias a ese partido, y tras el hundimiento del engendro centrista creado por el traidor Suárez, los verdaderos españoles de bien pudimos ver de nuevo la luz.

Tras decidir su retirada de la primera línea de combate, el ínclito Fraga Iribarne se encargó personalmente de designar su sucesor, en una nueva demostración de la autoridad que, en la más pura tradición en nuestras filas, le corresponde al líder natural. Bien es verdad que la designación inicial del ya casi felizmente olvidado Hernández Mancha nos desconcertó inicialmente, pero el error fue corregido rápidamente y fue José María Aznar quien tomó entonces el mando de nuestra gloriosa nave.

A partir de ahí la progresión fue fulgurante. El avance imparable de nuestro partido, denominado entonces ya con su actual nombre de Partido Popular, culminó en la toma de las riendas del gobierno tras la victoria en las elecciones generales de 1996. Bien es verdad que se tuvieron que hacer algunas ignominiosas concesiones a nuestros infames adversarios y aparentar cierta vacilación en nuestras convicciones, debido a que la mayoría obtenida era sólo relativa. Pero el fin justifica los medios y, en el año 2000, obtuvimos la recompensa de la mayoría absoluta que, de manera natural, nos corresponde a los españoles de bien.

Mucho se avanzó en esa legislatura. Como es sabido, España salió del rincón de la historia de la mano de Aznar, volviendo al puesto de centinela de Occidente que no debió perder nunca. La política fue entonces respetuosa con la Iglesia Católica, de manera a favorecer la instrucción de los jóvenes españoles en concordancia con la que es religión natural de España (y naturalmente del orbe entero). Bien lo supo reconocer públicamente el entonces Papa Juan Pablo II quien, en su memorable visita a nuestro país, recibió a la familia de Aznar para bendecir su gobierno.

Sólo debido al atentado del 11m en Madrid pudo truncarse aquella gloriosa trayectoria. Bien es sabido, gracias a la conspiración desvelada por ilustres periodistas como Pedro J en El Mundo y Losantos en la COPE, que todo fue una maniobra orquestada por el PSOE, ETA y los servicios secretos franceses y marroquíes, con la connivencia de algunos miembros de la policía española, para precisamente acabar con esa época gloriosa que disfrutábamos entonces. Se impidió entonces que Rajoy, actual líder imbuido de la autoridad que le confirió Aznar, accediera al puesto de Presidente del Gobierno que le correspondía.

Tuvimos que soportar, durante dos interminables legislaturas, que las hordas rojas, comandadas entonces por el infame Zapatero, accedieran a los mandos de nuestra gloriosa nave española. La protervia de esos pérfidos bolcheviques se evidenció rápidamente, permitiendo que uniones antinaturales entre dos varones o dos hembras fueran consideradas tan válidas como el sagrado e indisoluble sacramento del matrimonio entre hombre y mujer instituido por Dios. De nada sirvieron las manifestaciones de millones de españoles de bien, encabezadas por obispos y destacados dirigentes del Partido Popular, y la afrenta a la ley natural emanada directamente de la Divinidad, fue promulgada. Además hubo que soportar otras malvadas leyes, como la que hizo más sencilla la disolución del matrimonio, o la eliminación del valor académico de la enseñanza de la religión a nuestros hijos, cuya formación religiosa es imprescindible pra llegar a ser los futuros defensores de la verdadera fe.

Fue probablemente Dios mismo, horrorizado por tanta protervia, quien envió una plaga, en forma de crisis económica, que permitió abrir los ojos a la inmensa mayoría de españoles y desalojar del mando a los comunistas y sus aliados bolivarianos y catalanes antiespañoles. De nuevo los españoles de verdad, representados en el líder Rajoy recobraron el gobierno de nuestra amada España. Pero, quizás por la imprevista permanencia en la oposición durante largos años, una condición que no nos es natural a los verdaderos españoles, el ánimo de Rajoy flaqueó y la nave española zozobraba, acosada por sus enemigos. En ello influía seguramente detalles que hacían dudar de las rectas y católicas convicciones de Rajoy. Hasta nuestro amado Rey Juan Carlos, instituido en su trono por el mismo caudillo, cedió a presión de las turbas enemigas y dejó en su puesto a su legítimo sucesor, nuestro actual soberano Felipe VI, al que podemos ver como nieto del Generalísimo. Finalmente, mediante una jugarreta ilegítima, tanto por su forma como por su objetivo, el contubernio comunista y judeomasónico recuperó el gobierno, ayudado en esta ocasión por los traidores independentistas catalanes, dispuestos a romper la sagrada Unidad de la Patria para satisfacer sus más bajos instintos.

Han vuelto desde entonces los aciagos días en los que España se ve gobernada por los herederos de aquellas turbas rojas que asolaron esta tierra. La unidad es más necesaria que nunca y, sin embargo, se ha desencadenado una lucha por el liderazgo impropia de la tradicional unidad de nuestras filas. El poder que detenta nuestro ahora líder Pablo Casado ha sido ratificado por el insigne Aznar por lo que proviene, en línea directa, de nuestro glorioso Caudillo y es por tanto indiscutible. Es cierto que algunos ilustres integrantes de nuestro partido observan pequeños detalles que hacen dudar de la capacidad de Pablo Casado para guiarnos a la victoria y eso les hace pensar en alternativas como Santiago Abascal, el líder de Vox. Pero que se guarden de ello ¿acaso nuestro presidente de Honor José María Aznar no pareció en su primera gloriosa legislatura dudar en algunos aspectos? ¿No quedó clara posteriormente su férrea defensa de la España católica y gloriosa que nos merecemos? ¿No perdió él elecciones antes de su victoria?  Santiago Abascal no es más que la oveja descarriada de la que nos habla el Evangelio, y volverá pronto al rebaño popular, para alegría de todos los verdaderos españoles. Nuestra victoria depende de nuestra fe inquebrantable en el líder, Pablo casado.

Recordad los gloriosos versos: Prietas las filas, recias, marciales,…

P.D.: Os dejo esto como regalo para esta semana de descanso. ¡Salud y República!

 

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Las opciones del partido Pagafantas

La bola de cristal me ha contado una cosa que seguramente será falsa, pero me apetece compartir con vosotros:

Pedro Sánchez tiene la opción de convertir en inútiles los votos a Podemos, y laminar así a ese partido. Albert Ribera tiene la opción de convertir en inútiles los votos al PP, y laminar a su adversario por la derecha. De paso, Sámchez se calza el poder de los independentistas y Ribera tritura cualquier atisbo de poder de Vox. Y la banca internacional, encantada, dando palmas con las orejas, porque todos sabemos que una coalición Ciudadanos-Psoe es el verdadero sueño húmedo del sistema.

Creo que todo el mundo ha vendido la piel del oso demasiado pronto y que podría haber sorpresas. De hecho, estoy seguro de ello, pero no tanto de que esas sorpresas queden a al vista ni de que esos pactos se firmen con fotógrafos. Porque, a mi juicio, estamos ante una legislatura en la que una cosa será lo que se aparente de puertas afuera y otra, muy distinta, lo que de veras se guise en la cocina del poder.

El primer paso será el complicado, y la decisión tiene que porvenir de los naranjitos. Tras mucho teatro creo que veremos una abstención en el parlamento central de Ciudadanos y un enfado repentino, a nariz alzada, para no gobernar con VOX en ninguna parte. Esto a nivel teatral, porque lso guinostas exigen, de momento, que se mantengan las formas.

En la práctica, Ciudadanos gobernará en Madrid en coalición más o menos pública con el PSOE y algunos de los gobiernos regionales que ya se atribuyen a las tres derechas acabarán en manos socialistas, pero con mucho cuidadín. Es decir: nada de subir impuestos, nada de tocar sucesiones o patrimonio y nada de tocar la reforma laboral pepera, los conciertos educativos, ni la semiprivatización de la sanidad..

La otra opción del partido pagafantas es salir en la foto con el PP, de segundón, y con Vox de sujetavelas.

Lo de hacer alcaldesa a Colau sería ya de traca. Pero no lo descartemos.

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“No, presidente”. Jonathan Lynn y Anthony Jay

Un pequeño extracto del libro de estos autores que, para mí, han sido de los mejores mezclando ironía, humor, sarcasmo y política. La obra es de los años ochenta, así que como siempre: contexto. :-) Ah, por supuesto, este libro incluye material relacionado con la serie de televisión que emitió la BBC entre 1980 y 1988.

***

Humphrey no sabe nada de los periódicos. Es un funcionario. Yo soy un político y lo sé todo sobre ellos. No tengo más remedio. Pueden entronizarme o destrozarme. Sé exactamente quién lee cada uno. El Times lo leen quienes dirigen el país. El Daily Mirror, los que creen dirigirlo. El Guardian lo lee la gente que cree que debería dirigir el país. El Morning Star lo leen quienes creen que el país debería dirigirlo otro país. Los que leen el Independent no saben quién dirige el país, pero están seguros de que lo hace mal. El Daily Mail lo leen las mujeres de quienes dirigen el país. El Financial Times, los propietarios del país. El Daily Express lo leen quienes opinan que el país debería dirigirse como se hacía antes. El Daily Telegraph lo lee la gente que sigue creyendo que es su país. Y a los lectores del Sun no les importa quién dirija el país mientras tenga las tetas grandes. 

“No, presidente”. Jonathan Lynn y Anthony Jay.

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El odio al hombre común

Los poetas, lo pintores

enrevesan estarcidos

en goterones de azar.

Desduelen estremecidas

estructuras deconstruidas

sin Adornos, ni Derridas

ni Perséfeones, ni Cleos

esculpiendo camafeos

a Kavafis o Renoir.

Fue la escuela,

fue el pupitre

el que parió la salitre

con resabios de alcanfor:

cuando el pueblo no sabía

quien eran Zeus, Thalía,

Ulises ni Agamenón

pintaban mitología.

Ahora el pueblo se instruyó

y por guardar el misterio 

de sus flacas estantiguas

reniegan de las antiguas

referencias a lo culto

y se entregan al tumulto

de algún nuevo cementerio

que poder poblar de enigmas

y hermetismos sin valor.

Ahora que muchos entienden

lo que antes era arcano

el menosprecio a lo humano

se ha disfrazado de amor

a conceptos fugitivos.

Para seguir con los muertos,

para escapar de los vivos.

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No es racismo juzgar a unos por lo que hacen otros

Uno de los argumentos que con más frecuencia escucho, sobre todo cuando se habla de racismo, es que no es legítimo juzgar a unos por lo que hacen otros, sobre todo si los infractores son una minoría.

Este, por ejemplo, fue el fundamento de la discusión que leí el otro día sobre la conveniencia o no de tener vecinos gitanos, sobre cómo era la convivencia con ellos, y sobre el porcentaje de personas de esta etnia (o cultura) que es ruidosa, sucia, etc.

Es un ejemplo, insisto, y no voy a entrar en ese debate porque hay miles de comentarios al respecto y decenas de strikes por ello, pero sí a un hecho que no podemos soslayar: la vida en sociedad obliga a que unos asumamos las decisiones de los otros, aunque no nos guste.

No nos gusta el voto del vecino, pero vivimos con el Gobierno que él elige, o con la decisión que ha tomado en la Comunidad del edificio.

Si un español roba en una tienda, te mirarán mal y te pedirán que enseñes el bolso la próxima vez que entres en esa tienda, en Zurich, hablando en español. Aunque no hayas robado nada en tu vida.

Si tienes 20 años y vas con amigos a una casa rural, a lo mejor prefieren decirte que está ocupada. Aunque seas de un grupo del Opus.

Y es normal. Es legítimo y no podemos criticarlo. Las compañías de seguros basan sus cálculos en eso. Las hipotecas se conceden o no en base a eso. Las empresas de recursos humanos te dan un empleo o te dejan en el paro en base a eso.

De eso va el big data, coño.

¿Cómo podemos decir que es racismo juzgar a todos por las acciones de unos pocos cuando estamos en el siglo XXI y TODOS nos vemos en medio de esa ola?

Tenemos que metérnoslo en la cabeza: las decisiones de alguien de un grupo afín al nuestro, o semejante, nos afectan siempre. Y mucho. Cada golpe de chapa que tiene un conductor menor de 25, afecta a todos los conductores menores de 25. Es impepinable.

Bienvenidos a la nueva era.

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Los bribones y los simples. Dos, de la parte del simple.

“La felicidad y la virtud no son argumentos.”

F. Nietzsche 

El número de extranjeros que viven en España ha pasado de una cifra de aproximadamente un millón a finales de los años 90 (la gran mayoría europeos asentados en las costas ) a 4.700.000 registrados en 2018, más un millón de nacionalizados sólo en el periodo 2009-2018. La cifra de ilegales es desconocida. El número de extranjeros cuyo origen es algún país del UE es ahora inferior a dos millones. 

El peso numérico de los refugiados políticos es muy escaso, por lo que podemos decir que el grueso de este crecimiento espectacular es de inmigrantes por razones económicas. Esto, en un contexto económico en el que las cifras de población en paro se han movido en rangos muy superiores a la media europea, aún por encima del 14 por ciento, la segunda tasa más alta de la UE, y  la cuestión que se plantea es inmediata, ¿cómo afecta esta inmigración masiva al mercado de trabajo? ¿ supone una presión a la baja sobre los salarios en un contexto de correlación de fuerzas muy desfavorable para los trabajadores, compite el extranjero con el español?

 

En  la izquierda estas preguntas provocan ronchas, aspavientos y  sarpullidos, levantan reacciones emocionales instantáneas: quien las plantea se convierte en un sospechoso de padecer la grave enfermedad del rojipardismo: dícese del supuesto izquierdista que comparte elementos del discurso político pardo, es decir ultraderechista. El mote nos viene de Italia, donde algunos intelectuales que se autodefinen marxistas ( como Diego Fusaro ) han sido acusados de connivencia con Salvini por su cuestionamiento de la posición tradicional de la izquierda sobre la inmigración.

 En España se ha llegado a acusar a Monereo, pensador próximo en los primeros años de Podemos a Iglesias, y al mismísimo Anguita de coquetear con el rojopardismo al plantear, entre otras cosas, ciertas cuestiones sobre la soberanía nacional en la que incluyen el control sobre el mercado de trabajo.

La contestación típica desde esa izquierda que teme la enfermedad rojiparda es que la inmigración económica no es un problema, si no una fuente de riqueza. Como ejemplo, un reciente articulo en El Diario de Ignacio Escolar en el que se hacía mención a un informe europeo en el que se indicaba que la inmigración ha generado actividad económica y nuevos puestos de trabajo.  

Es un  error utilizar este tipo de estudios.Su ámbito es toda Europa, generaliza, obvia que la estructura del mercado laboral y del tipo de tejido productivo es muy diverso. ¿ Es igual el impacto de la inmigración económica extracomunitaria, generalmente poco cualificada, en Alemania que en España? Sospecho que en un país que genera continuamente empleos de alta cualificación, tecnológicos, en finanzas, etc  el impacto es distinto a otro en el que el tejido industrial ha sido devastado por la globalización y el euro, y en el que la principal fuente de generación de empleo son sectores con baja cualificación, como la construcción, servicios o turismo, el caso español.

 El recurso habitual es afirmar que los inmigrantes toman  los empleos que no quieren los nativos. En economías donde el empleo que se crea es altamente remunerado y cualificado muy probablemente eso se cumpla, pero es esto cierto para un mercado laboral desregulado,  sometido a reconversiones periódicas (antes el industrial, ahora el bancario) y con escasa capacidad para crear empleos de alta cualificación? llamadme también rojipardo, pero permitidme que dude el efecto de la inmigración económica no esté modulado por las especificidades de cada mercado de trabajo. 

Es muy posible que el axioma del reclutamiento de extranjeros para empleos abandonados por los españoles se cumpla en entornos agrícolas como el Ejido, las áreas de invernaderos de Murcia y Almeria…  y que el voto a Vox en este caso busque mantener la segregación del extranjero para negarles derechos laborales, para impedir cambios en la correlación de fuerzas entre empleadores y braceros, pero no creo que este esquema se dé en otros lugares donde ha crecido el voto para Vox y la estructura económica no dependa de la explotación de mano de obra en agricultura intensiva..

Por que uno de los datos más curiosos que se han dado en esta explosión del voto a Vox en noviembre es el de su despliegue territorial. En Madrid, más allá del voto en zonas pudientes este nuevo voto se ha cosechado en una corona de municipios al sur, este  y oeste de la capital en un radio de 30 a 60 kilómetros. Más allá de la tradicional corona roja de ciudades dormitorios como Mostoles , Leganes o Getafe. Estos pueblos no tienen la suerte de estar bien conectados a la conurbación madrileña, como los citados, son antiguos pueblos  agrícolas que tradicionalmente enviaban sus trabajadores a la capital como albañiles,fontaneros, limpiadoras o dependientas. Trabajos por los que ahora compiten con inmigrantes.

La habilidad de Vox ha sido poner sobre la mesa de debate la inmigración como problema,  aún envuelto en una nube de deformaciones, porque los camareros en los bares turísticos del centro de Madrid no son camerunenses, las  limpiadoras de oficinas no son afganas, ni te atienden ahora en un comercio eritreos o sirios. Son , en su inmensa mayoría latinoamericanos o europeos del este. Su origen cultural, más afín, nos ha ahorrado los graves problemas que tienen en Francia con sus colectivos de inmigrantes africanos en términos de asimilación y costumbres, pero su efecto específico en el mercado de trabajo español aún sigue siendo un terra incognita.

  

Sobre todo para la izquierda, como si cualquier cuestionamiento fuera una amenaza a derechos y libertades indiscutibles. El problema, nuevamente, como pasaba con Vox es que se mezclan derechos humanos e inmigración económica. La izquierda tiene la obligación de ser firme con los primeros. Es discutible que la segunda sea un derecho humano incuestionable. 

En la disputa de los intelectuales italianos tachados de rojipardos estos señalaban la necesidad para la izquierda de recuperar el concepto de soberanía nacional. Y dentro de la soberanía nacional se incluye, por qué no, la soberanía sobre el propio mercado de trabajo.

 Que el capital no tiene ningún ínterés en que esto ocurra es evidente. Difícilmente se puede discutir que al dinero le interesa una política de puertas abiertas a la mano de obra poco cualificada. ¿habría sido posible la burbuja inmobiliaria española en los años 2001 a 2007 sin la política de apertura de fronteras y regularizaciones masivas tanto de Aznar como de Zapatero? Es dudoso que restricciones a la inmigración económica masiva hubieran evitado la burbuja, al fin y al cabo su origen es la inyección de riadas de dinero barato desde el centro de Europa, y la entrada de millones de trabajadores extranjeros fue una consecuencia. ¿pero esa burbuja se habría  originado con la misma intensidad, con las mismas características? Es un ejercicio distópico interesante proyectar desde esta hipótesis.

 

Lo que es claro es que esta situación migratoria nunca ha sido contraria a los intereses capitalistas, de ahí el silencio del PP sobre este tema al que me refería en el texto anterior. Sólo ahora ha aparecido en su agenda por la pura necesidad de competencia electoral con Vox, y planteada en sus mismo tramposos términos. 

   

La izquierda tiene la obligación ética  de defender políticas que protejan los derechos humanos de refugiados, de menores solos, de personas en peligro de muerte en el mar.

La ultraderecha agita como espantajos  estos casos para apar la verdadera naturaleza del  problema a la vez que le sirve para cosechar votos en sectores de las clase más golpeadas por la crisis incapaces de verbalizar por sí mismos sus temores. Pero la izquierda debe saber que a ellos no les molesta que les llamen rojipardos, les molesta que se les niegue lo que viven en sus propias vidas y barrios y empleos.

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Si la única herramienta eficaz que tiene la izquierda es el estado, un estado fuerte dotado de soberanía, no hay razón que deba obligar a renunciar al control de los flujos del mercado de trabajo. 

 Simplificar el problema en términos de racismo o derechos humanos es una simplificación estúpida, e ineficaz, y que a la postre refuerza el discurso de Vox entre los tradicionales votantes de izquierda.

Una noticia de estos días: 

“Francia establecerá anualmente cuotas de inmigrantes económicos en función de las necesidades de” su mercado laboral, según confirmó el martes la ministra francesa de Empleo, Muriel Pénicaud

Emmanuel Macron, el presidente que se enfrentó al Frente Nacional y paró la posibilidad de un presidente de la República Francesa ultraderechista, ha decidido fijar cupos de inmigrantes para gestionar soberanamente el mercado de trabajo francés.

Hasta ahora la  gran mutación, la que podría inducir un vuelco electoral irreversible como el que se produjo en Francia, barrios obreros comenzando a votar ultraderecha, no se ha producido en España.Pero no existe ninguna garantía, por qué habría de haberla, de que no suceda. Una nueva vuelta de tuerca de la crisis y de tensiones globalizadoras desencadenará efectos políticos imprevisibles..

Es hora de que la izquierda española deje de comportarse con simpleza y asuma que la ultraderecha no se detendrá sin mirar a la cara a una realidad que exige algo más que un discurso moral. 

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Los del partido panzista

Muchos no esperaban vivir lo bastante para ver esto, pero la hora ha llegado: en vez de tener en las calles a los hambrientos, tenemos la revolución de los hartos. Los que no salieron a la calle por sus hijos, salen ahora por sus patinetes y sus perros.

El sistema no se ve amenazado por hordas de pobres que toman las calles, rompiendo escaparates y asaltando supermercados. La democracia no se ve en peligro por masas proletarias que exigen sus derechos, ni por grupos de trabajadores mal pagados que convocan huelgas generales indefinidas. No hay nada de eso. Estamos ante la revolución de los tipos con sobrepeso, bien alimentados, con calefacción en casa y unas coberturas que jamás soñaron sus abuelos, votando a políticos que quieren acabar con esas coberturas, con esos derechos y con un contrato social en que todo el mundo se garantizaba unos mínimos.

Estamos ante los disturbios que convocan los blanqueadores de ano, los defensores de la libertad sexual de las gallinas y los veganos del santo apio.

Estamos ante un montón de gente que adora las limitaciones. Que vive en ciudades donde hasta la última lechuga tiene que recorrer 500 km para llegar a su plato, pero creen que la movilidad se arregla con bicis y patines. Que obligan a una pizza a consumir 4 litros de gasolina para llegar a su portal, pero aceptan que los ricos recarguen gratis sus coches en las farolas.

Es el partido de los que piden una distribución más justa de los impuestos, pero usan Apple y compran en Amazon. Es el partido de los que nos recuerdan que la educación y la sanidad salen del IVA que no escaqueamos al dentista, y se suscriben a Netflix o a HBO.

Es el partido de los que nunca quisieron estudiar y ahora no pueden soportar que desaparezcan a toda velocidad los trabajos menos cualificados. Es el partido de las horas vacías y las fuerzas sin sentido, porque los pequeños problemas los cubre el Estado y los grandes quedan fuera de nuestro alcance, lo que hace inútiles casi todos nuestros esfuerzos.

¿Y qué pasa entonces con los que no tienen aficiones, ni han sido educados para el ocio? Que se frustran, se cabrean y arremeten contra lo que sea, en una especie de Club de la Lucha colectivo que lleva al poder a verdaderos energúmenos. Esos son los votantes del Partido Panzista: los que quieren que arda el mundo, porque no es suyo, ni lo va a ser nunca, ni están a tiempo de alcanzar el barco que ya ha zarpado.

Los hambrientos, que siguen creciendo en número, probablemente vengan luego. Pero aún no. Es la hora de la revolución del Prozac, las curvies y los ombligos turgentes. Es la hora de los panzistas, los pringados descontentos de siempre, pero con la variante de que antes no vendía tanto ser víctima, perdedor o escoria.

Y ahora vende... Y ya están pasando por caja.

Yo no los pienso votar, por más que ya los haya visto en tres o cuatro papeletas diferentes, pero me pongo en lo peor...

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La burocracia como paradoja del espacio y el tiempo

La burocracia es un sistema mediante el cual se separa a las personas de las consecuencias de sus actos.

La frase no es mía, pero como encuentro al autor, vamos a centrarnos simplemente en si es cierta o no, en vez de en analizar la ideología de quien quiera que la escribiese.

La burocracia, en efecto, es un intento de esterilizar los personalismos, convirtiendo las personas en instituciones, de modo que las pasiones humanas, nuestras mierdas, nuestras preferencias, filias, fobias y babeos, desaparezcan tras una cortina de legitimidad. Y este acto no es exclusivo de la izquierda o de la derecha, y precisamente por eso la burocracia medra en cualquier sistema político, desde le capitalismo más repugnante al comunismo más hediondo.

Un ejemplo ayuda: ¿Tenemos que gestionar un banco? Pues amigos, hablamos de avaricia, del poder de conceder un préstamo o no, del inmenso poder de tener un poco más de paciencia con un impagado o iniciar ya mismo la subasta de desahucio y liquidación. Tenemos el poder de decidir quién compra las tierras, quién manda en el pueblo, quién cierra la fábrica, quién pierde la casa, quien manda a estudiar a sus hijos y quien los ve convertirse en parias. Tenemos el poder de decidir dónde se edifica y dónde no, qué comen los pollos, donde cagan los perros, qué valle se riega, qué valle se inunda, por dónde pasa la carretera y quien camina cuesta arriba y quién cuesta abajo para tirar la basura al contenedor.

Todas esas decisiones las van a tomar personas. Puede que muchas, pero personas, con una media de 1,94 piernas y 1,88 brazos. Personas que están casadas o no con alguien, que tuvieron un disgusto amoroso o económico, o no, hace algún tiempo,. Personas invariablemente con padres, variablemente con familia, posiblemente con primos, amigos, intereses, hipotecas, análisis de sangre, multas de tráfico, carreras en las medias y/o en la Universidad.

Esas personas van a provechar, siempre, su poder, para resolver sus asuntos futuros, mejorar los presentes o vengar los pasados. Aunque no quieran. Aunque intenten lo contrario. Lo van a hacer, porque esa es nuestra naturaleza, y para evitar que los administrados se den cuenta, se inventa la burocracia.

Ya no es tu exnovia de los veinte años la que te niega la hipoteca. Es el departamento de riesgos del banco.

Ya no es tu sobrina la que te da el permiso de obras: es el gabinete técnico del Ayuntamiento.

Ya no es un enemigo de tus padres el que quiere cerrarte la granja de vacas por contaminación acústica de un pueblo abandonado (caso real), sino el departamento de Medio Ambiente de la Diputación Provincial.

Los burócratas, parapetados tras sus cargos, puede simular imparcialidad. Pueden incluso vivir en la ficción de que son las instituciones las que deciden. Pueden decirnos que existe un protocolo para las listas de espera del hospital y que por eso murió la abuela (pero no el primo del administrador). Pueden decirnos que la banca pública es de todos y que la gestiona democráticamente el pueblo, y no la hija de Bernarda Alba ajustando cuentas. Pueden incluso afirmar que el agua es de todo y no del que decide el trasvase.

Y lo mejor de todo: pueden hacerlo aprovechando las ventajas de su poder pero sin asumir las consecuencias cuando algo sale mal o se perjudica a alguien. Porque la burocracia es distancia. Es una muralla. Es un foso poblado de pirañas, cocodrilos y lirones.

Y no sabes si es peor que te muerdan, o que se duerman... Pero témelos.

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Propuesta para menéame: Eliminar el ignore

Menéame tiene muchos problemas: todavía permitimos que comente gente que tiene opiniones políticas distintas a las mías (aka trolls), hay bandas coordinadas posiblemente mediante grupos de whatsapp y pagadas por diferentes intereses (desde Iran y Rusia pasando por las farmacéuticas y Monsanto) que tiran artículos que me gustaría poner a dedo en portada e innumerables cosas más.

Pero ahora ya más en serio, uno de los mayores problemas de Menéame es la famosa función de "Ignorar". En concreto por diversos motivos:

Se abusa para romper el flujo normal de conversación

Es una queja hecha hasta la saciedad. Mucha gente utiliza el ignore para que no puedan ser respondidos. De hecho suele ser común sacar a alguien del ignore, responderle y volverle a ignorar para que no pueda contestar.

Como al escribir una respuesta no hay ninguna interfaz que te indique que estas respondiendo a alguien que te tiene ignorado tu comentario aparecerá sin contexto y vete a saber dónde. Un auténtico desastre para seguir conversaciones y un inconveniente que muchos intentamos solventar cambiando a la persona a la que respondemos por algún comentario vecino en pos de salvaguardar algo de contexto útil.

Una chapuza a fin de cuentas. Sólo por este motivo merecería la pena su eliminación.

Fomenta el fenómeno de la cámara de eco

No hay nada más triste que las personas que sólo quieren escuchar las opiniones que les gustan.

Menéame no debería de fomentar este tipo de comportamiento y servir de cobijo para este tipo de usuarios. Todos conocemos gente por aquí que tienen a medio mundo ignorado porque solo vienen a hablar de su libro, leer lo que les gusta y ser respondidos por gente que les apoya.

Menéame debería de fomentar el diálogo y la comunicación. El ignore es un impedimento para lograr este fin y fomenta que este tipo de usuarios vivan en una burbuja donde solo leen y son respondidos por comentarios de gente afín. Los hilos de esta gente no son más que onanismo y hacen de menéame un lugar pobre y aburrido.

Favorece el ya de por sí elevado escoramiento hacia los temas de política

Uno de los problemas que se han ido desarrollando con el tiempo en Menéame es la reducción de la variedad de contenido mandado por los usuarios. Básicamente casi todo son noticias de política y es raro ver contenido de otros temas. Los subs han sido un intento para solventar esto, pero sin mucho éxito.

El ignore hace aún más difícil que exista una variedad temática en la página. Si te ignoran por razones políticas, más tarde en el artículo sobre tortillas de patata sin cebolla no verán tu experta opinión. ¿Por qué motivo debemos de facilitar invalidar a un usuario para cualquier temática por únicamente una opinión política que incomode?

Es de locos, por mucho que me disgusten las opiniones políticas de cierta gente luego sus comentarios en otras temáticas pueden ser auténticas joyas que te estás perdiendo por culpa de una cerrazón ideológica activamente fomentada por la página.

Conclusión

La idea del ignore es buena y bien intencionada. Pero dada la actual implementación en la página y el (mal) uso dado por los usuarios el ignore sólo consigue:

  • Dificultar conversaciones y ser usado como arma para evitar réplicas.
  • Convertir menéame en una cámara de eco sin interés.
  • Disminuir la variedad temática de la página.

Por todo esto propongo la eliminación del ignore dentro de Menéame.

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Hasta con el coronavirus hay clases

-Se han suspendido los dos plenos jurisdiccionales que el Tribunal Constitucional tenía previstos para hoy por el “riesgo de contagio” entre los magistrados y el personal al servicio del Tribunal (pues el ciudadano de la calle raramente entra en su sede, ya que los recursos presentados ante el Constitucional se resuelven en la generalidad de los casos sin vista).

-Simultáneamente, el Consejo General del Poder Judicial ha descartado suspender la actividad judicial ni siquiera en las ciudades más afectadas. Un amigo de Madrid me contaba que en los juzgados de primera instancia donde le tocó celebrar una vista, había decenas de ciudadanos esperando su turno en los bancos del pasillo, hacinados y parte de ellos con mascarillas.

-La actividad de Congreso de los Diputados y Senado se suspende hasta nuevo aviso, porque los 350 diputados podrían contagiarse entre sí. Mientras tanto, el currante medio madrileño tiene que seguir emulando a las sardinas enlatadas al coger el metro que le llevará a su trabajo, interactuando durante ese proceso con centenares de personas en un espacio hiperreducido. Ello aparte de toda la gente que entrará y saldrá de su oficina o fábrica durante el día, pasando al menos 8 horas diarias con él en las zonas comunes. Y en el resto del país, a pesar de la multiplicación exponencial de los casos, los niños y jóvenes seguirán apretujándose en aulas masificadas.

Indudablemente, hasta con el coronavirus hay clases. Los que están arriba tienen toda la razón para aislarse y suspender sus actividades cotidianas pese a que impliquen un riesgo muy inferior de contagio que las del ciudadano medio, que deberá seguir al pie del cañón hasta que tengamos el volumen de contagios de Italia y, sólo entonces, nuestros mandamases se planteen dar algo de tregua al ganado y suspender la actividad judicial (como se ha hecho en Italia hace ya días) o educativa, así como tomar medidas reales para proteger a las legiones de currantes que multiplican el virus cada vez que cogen el metro o el autobús para ir al tajo.

Me indigna la falta de medidas para evitar la pandemia. Pero me indigna igualmente que quienes cortan el bacalao se las apliquen a sí mismos mientras se las niegan al currante que les paga el sueldo oficial con sus impuestos.

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Las noticias que estar por venir en la pícara España del coronavirus

Saquemos la bola de cristal para adelantarnos a las noticias que están por llegar en la España cerrada del coronavirus. Porque sí, porque España es un país de listos y de pícaros, porque la navaja de Occam es afilada, y porque no tengo otra cosa que hacer, que hay que quedarse en casa.

Detienen al dueño de una peluquería al salir del supermercado con 2.000 latas de cerveza

La Policía Local ha detenido esta mañana a un hombre en actitud sospecha a las puertas del Mercadona. Los agentes observaron que el individuo había accedido varias veces al interior del supermercado, portando en cada salida un carro repleto de latas de cerveza. Tras solicitarle que les mostrara el interior de su vehículo, una furgoneta con el nombre de la peluquería de la que es dueño, descubrieron que el hombre había acaparado más de 2.000 latas de cerveza, además de 30 botellas de refresco en formato de dos litros, y multitud de botellas de licores de alta graduación. El hombre manifestó que todo era "para consumo propio". La policía le ha requisado todos los productos.

Dispersan a punta de pistola a una multitud de familiares concentrados en la puerta del hospital

La Policía Nacional recibió una llamada del hospital tras la llegada a las puertas de Urgencias de centenares de familiares de un anciano que había acudido minutos antes con síntomas de COVID-19. Los agentes, ante la negativa de los familiares de abandonar el lugar, y bajo la excusa de que portaban mascarillas, tuvieron que hacer uso de la fuerza, llegando a momentos de tensión en el que varios de los agentes desenfundaron sus armas reglamentarias.

El Getafe, ganador de la UEFA Europa League

Al final, una alegría para los ciudadanos de la ciudad del sur de Madrid tras alcanzar la veintena de fallecidos por el coronavirus. El equipo azulón ha sido proclamado vencedor de la UEFA Europa League ex aequo junto a los otros 15 equipos que disputaban los octavos de final de dicha competición. Se trata de la máxima gesta conseguida por el club en sus 97 años de historia.

El coronavirus sentencia de muerte a la prensa escrita

La respuesta ciudadana al llamamiento para no salir de casa excepto en casos de gran necesidad u obligación, sumado al cese de la actividad hostelera, ha puesto el último clavo en el ataúd de la prensa escrita. Desde La Razón, reconocen que los únicos ejemplares que están imprimiendo son los que han de suministrar a algunos organismos de la administración por contrato, si bien todavía se podía encontrar alguno en los quioscos. "No lo he comprado para leerlo, pero es que vengo del super y se había acabado el papel higiénico", declara un transeúnte.

Denuncia a su jefe por masturbarse durante una reunión por tele-trabajo

Una empleada ha denunciado al jefe de su empresa por presuntamente masturbarse durante una reunión mantenida por tele-trabajo. "Noté que no dejaba de mirar la el monitor, con las manos por debajo de la pantalla de la webcam, y moviéndose de forma sospechosa en la silla". Irene Montero ha pedido a Pedro Sánchez que integre al Ministerio de Igualdad en el grupo ministerial de acción contra el coronavirus, junto con Interior, Sanidad, Defensa y Movilidad.

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La teoría de los 3 picos, clave para entender los datos del Coronavirus

Cada día leemos noticias con datos de última hora -a menudo descontextualizados- sobre alguno de los indicadores clave de esta pandemia del COVID-19. "XX.XXX nuevos contagios en España", "XX.XXX nuevas altas hospitalarias", "España supera a China" ... rezan los titulares de los periódicos.

Pero a pesar de que esa información pueda ser exacta, un elevado número de noticias con titulares y datos descontextualizados puede ahondar en la infoxicación que estamos sufriendo estas últimas semanas.

Ante esta situación resulta clave entender como funcionan las dinámicas de salud pública en cuanto a epidemias, conocer las variables importantes (casos confirmados, ingresados en UCI, fallecidos y curados) y anticiparnos con un poco de teoría a la oleada de datos que vamos a recibir en los próximos días.

La teoría de los 3 picos

Esta teoría trata de compartimentar la famosa curva en otras tres curvas independientes, que pueden ir o no de la mano, pero que en todo caso están relacionadas. La leí por primera vez a Josep Corbella, así que entenderé que es de su autoría.

A nivel individual, digamos que la evolución o secuencia de un paciente común de Coronavirus podría ser la siguiente:

1- Caso confirmado. El paciente da positivo en la prueba.

2- Ingreso hospitalario / no ingreso hospitalario

En caso de ingreso hospitalario:

3 - Ingreso en UCI / No ingreso en UCI

Por último el paciente puede o bien curarse, o bien fallecer

4- Fallecido / Paciente que supera el virus

Pero a nivel agregado la teoría de los tres picos nos dibujará que:

Pico 1: pacientes diagnosticados

Primero alcanzaremos el pico de pacientes diagnosticados, que un día comenzará a bajar (esto ha sucedido ya en China por ejemplo).

Pico 2: pacientes ingresados en la UCI

Más tarde, será el número de ingresos a la UCI el que alcance su máximo y empiece a bajar. No obstante, durante esta bajada todo apunta a que seguirán aumentando las muertes de pacientes)

Pico 3: pacientes fallecidos

Por último, empezaremos a respirar cuando veamos disminuir el número de fallecimientos diarios, que será el verdadero indicador de que estamos superando esta pandemia.

Podemos ver en los dos gráficos como el pico de los casos diagnosticados en China comienza a disminuir en torno a los días 18-20, mientras que los fallecimientos diarios no lo hacen hasta unos días más tarde.

Así, tenemos que estar preparados para escalar (como si de una etapa ciclista se tratase) los tres puertos de montaña que nos quedan, y tener esto en mente para no confundirnos con los datos que recibimos.

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Lo que estamos haciendo en la app de Menéame esta semana

En los últimos días hemos seguido trabajando desde casa en la nueva app de Menéame (que, para los que no la conozcáis aún, os podéis descargar tanto para Android como para iOS). Hoy vengo a contaros algunas de las cosas que hemos ido incorporando y que creemos que os facilitarán un poco más la experiencia. Antes de entrar en harina, os recuerdo que ahora la app está abierta a cualquier persona y no necesita aprobación previa y que si veis cualquier fallo o pensáis que hay cosas que se podrían hacer mejor somos todo oídos en este formulario.

Hemos mejorado la posibilidad de hacer login a través de redes sociales, además de por correo electrónico como hacíamos hasta ahora, ya se puede votar negativo y reportar comentarios con normalidad. Hemos revisado las tipografías de Android para que se vean mejor y hemos hecho pruebas en dispositivos de pantalla pequeña para mejorar la experiencia de usuario. También hemos mejorado la navegación para que sea más fluida.

Ya estamos muy cerca de salir de beta y queremos ayudaros por vuestros comentarios, sobre todo por los constructivos, claro.

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Odiadores Profesionales

Es increible lo que llegan a odiar los de VOX.

Odian a los negros.

Odian a los moros.

Odian a los indios.

Odian a los asiáticos.

Odian a los musulmanes.

Odian a cualquiera que no pertenezca al Opus Dei.

Odian a otros Cristianos que no pertenecen al Opus Dei.

Odian a los ateos y a los agnósticos.

Odian a los gays, las lesbianas, los transexuales y lo que haga falta.

Odian a que tienen perro (los llaman folla-perros).

Odian a los que agradecen el trabajo de sanitarios, cajeras y Policía (los llaman folla-balcones).

Por odiar, ya odian incluso a:

Funcionarios (los llaman despectivamente Funcivagos y Traslada-papeles)

A los sanitarios/as (porque como hay mayoría de mujeres.... pues también hay que odiarles)

Odian a los juristas y abogados ¿? (los llaman despectivamente Picapleitos y los acusan de corporativismo)

Odian a los taxistas ¿? (sí, sí, a mi también me sorprendió la 1ª vez que lo ví, y también los acusan de corporativismo)

Odian a los dentistas ¿? (sí, sí, alucinante, y también los acusan de corporativismo)

Y últimamente han empezado a odiar a la Policia Nacional, la Municipal e incluso la Guardia Civil (a los que llaman "perros del sistema" ¿?).

www.burbuja.info/inmobiliaria/threads/el-sup-amenaza-con-denunciar-a-t

www.burbuja.info/inmobiliaria/threads/policia-secreta-entra-en-domicil

www.burbuja.info/inmobiliaria/threads/guardia-civil-te-vigila-desde-ma

(creo que tardo menos, si pongo a quien NO odian)

Para mi, que simplemente, son misántropos sin más.

menéame