Imaginemos el cerebro como si fuera un instrumento musical. Las ondas cerebrales actúan como notas que al principio pueden ser caóticas. Sin embargo, mediante una práctica retroalimentada, se empiezan a identificar patrones y se mejora la armonía entre pensamientos, emociones y conductas. Es decir, el neurofeedback podría ayudar a “afinar” el cerebro. Pero, ¿estamos ante una melodía con una base científica sólida o solo son acordes aislados sin conexión entre ellos? Este artículo explora si el neurofeedback puede participar en la orquesta.
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Bastantes problemas me da ya.