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No cambiamos nuestros genes en 15.000 años, pero aprendimos a vivir el doble. La nueva evolución vino del entorno, no del ADN
Un humano del Neolítico podría pasar inadvertido hoy en una ciudad moderna. Misma biología, mismo genoma, pero destinos opuestos: ellos vivían tres décadas, nosotros superamos los ochenta. La mutación no fue genética, fue cultural. La medicina, la higiene y la ciencia se convirtieron en los nuevos motores evolutivos
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De hecho, tanto el titular como la entradilla ya contienen bulos. Eso de que los del Neolítico vivían solo tres décadas es falso. Debido a la alta mortalidad infantil, la esperanza de vida era de 33 años, pero tras superar la infancia, la edad de muerte más probable era de 72 años. Y, que yo sepa, unos 82 años que se pueden vivir hoy en día sin problemas, no son el doble de 72.