Que él fuera un aristócrata ruso y ella la hija de un posadero italiano, no impidió que el príncipe Mikhail Alekseevich Golitsyn se enamorara apasionadamente de Lucia. Y que ella pusiera como condición para convertirse en su esposa que él aceptara el catolicismo, aunque fuera en secreto, tampoco fue un obstáculo. Pero sí un pecado imperdonable, a los ojos de Ana de Rusia, quien en 1732, cuando la pareja llegó a Moscú, era la soberana.
Lo de los enanos menos mal ha parado, debió ser hasta hace poco de lo más denigrante de la raza humana, se emplearon durante siglos para todo tipo de tropelías. Y si lo de la realeza no me extraña y ojo que aquí también hay en la historia cosas parecidas.
Comentarios
Que asco de gente
De eso va Frozen, no?
A ver qué tal de confortable se hace ñogo-ñogo en el hielo
Lo de los enanos menos mal ha parado, debió ser hasta hace poco de lo más denigrante de la raza humana, se emplearon durante siglos para todo tipo de tropelías. Y si lo de la realeza no me extraña y ojo que aquí también hay en la historia cosas parecidas.