Publicado hace 4 años por jelzimoñac a escaparateignorado.com

Cuando Luis Carrero Blanco dedicó todo su tiempo a la política, a su mujer, la bella Carmen Pichot, aún le quedaban algunos años de esplendor femenino (tenía entonces 41) y decidió buscarse el cariño de un amante, un teniente coronel, que supliera el desafecto que sufría en su interior. De ello habla tanto Pilar Eyre (con bastante frivolidad) en su libro “Franco confidencial”, como Juan Pablo Fusi en su libro “Franco”, editado en 1995, como Manuel Vázquez Montalbán en su libro “Autobiografía del general Franco” (pág. 463)

Comentarios

vicus.

Cornudos unidos de España.

seby

#1 Los cuernos llevados como penitencia pesan menos y se llevan más agusto. Se podría decir que Asta decoran.