Los caracoles y las babosas actúan como consumidores primarios y ejercen una fuerte presión selectiva sobre las plantas de las que se alimentan, lo que afecta a la composición y diversidad de las comunidades vegetales. Además, causan daños en los cultivos por herbivoría o transmitiendo patógenos o parásitos. Estos efectos dañinos se ven favorecidos por las actividades agrarias que proporcionan diversidad de hábitats con las condiciones óptimas para los moluscos: humedad elevada, materia orgánica y temperaturas moderadas.
Comentarios
-¡Rápido, movilicemos el ejército de gallinas para acabar con la plaga!
-¿y qué hacemos con la plaga de huevos?