Hace 2 años | Por barney_77 a elpais.com
Publicado hace 2 años por barney_77 a elpais.com

La historia está llena de agrias polémicas suscitadas por edificios feos que el tiempo ha transformado en queridos símbolos de sus ciudades. En febrero de 1887, casi medio centenar de escritores, pintores, escultores, arquitectos y otros “apasionados entusiastas de la belleza hasta ahora intacta de París” publicaron un manifiesto en el periódico Le Temps. Protestaban “en nombre del buen gusto, del arte y de la historia franceses amenazados, contra la erección en pleno corazón de nuestra capital, de la inútil y monstruosa Torre Eiffel”.

Comentarios

b

si, ya se que es muro de pago si has visto ya los articulos que te regala al mes "el Pais", pero si borras cookies o lo abres en privado lo puedes leer sin problema.

F

#1 gracias...lo que se aprende en menéame no tiene precio.

D

#1 después de intentarlo en modo normal, en modo privado pasa lo mismo, seguro que me tiene rastreado igual, paso de borrar cookies, si para leer una noticia hay que complicarse tanto, lo siento, voto muro de pago.

b

#4 No te preocupes, lo he enviado porque me parece interesante no porque me importe demasiado el karma

D

#5 sería interesante si puedes leerlo sin tener que hacer florituras.

Esperanza_MM

#5 No voy a votar negativo, pero mas de lo mismo, ni abriendo el enlace en ventana privada me deja leerlo.

empanadilla.cosmica

Más que hablar de arquitectura bonita y arquitectura fea soy más de hablar de arquitectura buena y arquitectura mala.

Arquitectura buena es aquella que cumple su función con eficacia y arquitectura mala aquella que no lo hace. Por ejemplo con la obra de Calatrava tengo sentimientos enfrentados. Por una parte el Calatrava incipiente es más consciente. Por ejemplo en reforma de la estación de Stadelhoffen las costillas tienen la función de incrementar la fuerza de la estructura ya que es necesario aguantar el peso de la tierra de la montaña adyacente.

El museo de ciencia de Valencia se parece: alargafo, con techos altos y costillas. Es como la estación de Stadelhoffen pero más alto, sin adaptarse a las necesidades de lo que contiene el edificio. Es como si a cada obra intentase recrear parte de esa estación de tren o hacerle un homenaje.