Dejar que el nudo del enfado nos quite el aire y nos ahogue hará que tarde o temprano aparezca el pinchazo de la ira, y con ella ese huracán que pone en nuestra boca palabras y actos que más tarde lamentaremos. La gestión de las emociones, tales como el enfado, la ira o la rabia, son nuestra cuenta pendiente, nuestro talón de Aquiles. De hecho, no falta quien camina a día de hoy con su traje de adulto y su cabeza alta, mientras en su interior esconde la madurez emocional de un niño de 4 años.
Comentarios
Me ga recirdado aquel chiste que trminaba con un:
“Hombre, Pepe, vigila; que me has tirado el plomo fundido por la espalda y, quieras que no, eso molesta”
#2 Pregunta del fiscal: -¿Es cierto que usted el día de los hechos, se cagó en los muertos pisoteados a caballo del denunciante, en toda su puta familia, en la perra de su madre y en el hijo de puta de su padre, al igual que en toda la corte celestial?
Respuesta del acusado: - No, no fue así... Yo estaba tranquilamente trabajando en la fundición y entonces le dije: "Antonio, por Dios, ¿No te das cuenta que me has echado todo el acero fundido por la espalda y que es una sensación muy desagradable?
#0 la web, pese a ser de un tema bastante tratado, me ha gustado mucho y me he suscrito a su feed. Gracias.
Si es posible con una barra de acero.
Lo que viene siendo la asertividad positiva.
La gestión de las emociones negativas tales como el enfado, la ira o la rabia son nuestra cuenta pendiente. Las emociones no son negativas, son adaptativas y eso siempre es positivo. Lo que puede llegar a ser negativo es la gestión que hacemos de ellas.
#6 Me parece erróneo calificarlas de 'negativas'. Esas emociones no pretenden negar nada así que no tiene sentido llamarlas así. Pueden ser calificadas como explosivas, intensas, peligrosas, u otros denominativos más apropiados.