La exposición en el museo bilbaíno de la obra del célebre filósofo nazi, Martin Heidegger, no hace ninguna alusión a su pasado, lo que invita a la reflexión acerca de la necesidad de desvelar en vez de ocultar o prohibir para hacer una lectura crítica de nuestra historia, incluida la del arte vasco.
El problema surge cuando no se contextualiza la inclusión de la obra de Heidegger en una exposición: ni rastro en las 228 páginas de su catálogo.
Igual que se debe poder decir tranquilamente que Dostoievsky era un ludópata, Baudelaire un fumeta, Hegel un machista redomado o Celine un antisemita me parece un poco raro que en semejante catálogo no se haga ni una referencia al nazismo de Heidegger, por muy interesante que sea como filósofo.
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Del artículo:
El problema surge cuando no se contextualiza la inclusión de la obra de Heidegger en una exposición: ni rastro en las 228 páginas de su catálogo.
Igual que se debe poder decir tranquilamente que Dostoievsky era un ludópata, Baudelaire un fumeta, Hegel un machista redomado o Celine un antisemita me parece un poco raro que en semejante catálogo no se haga ni una referencia al nazismo de Heidegger, por muy interesante que sea como filósofo.
Al museo se va a ver obras, y hay que valorarlas por su valor artístico, no por la vida de su autor.