Venga no me jodas. Anda que no tenemos ejemplos de extrema derecha que tienen todo el puto día dando la turra con Dios.
Empezando por Bolsonar, siguiendo con la golpista Jeanine Áñez y pasando por VOX.
Solo para empezar la lista.
Solo están siendo coherentes con sus argumentos. Lo que defienden es que las religiones deben circunscribirse al ámbito de las creencias personales, fuera de las instituciones y del estado, y este mismo argumento debe aplicarse a las teorías críticas de raza, género, etc y la nueva ola de justicia social woke, cuyos fundamentos, por ejemplo la idea de privilegio provienen del postmodernismo y su rechazo a la idea de verdades objetivas, y son indistinguibles en la práctica de conceptos religiosos como el pecado original.
Esta oposición a lo woke es compartida desde posiciones conservadoras y religiosas, pero en este caso la motivación no es una defensa de los valores de la democracia liberal y la ciencia, sino la amenaza de una religión alternativa que desde la izquierda se está convirtiendo en religión de estado.
Comentarios
Voté errónea pero un mejor voto sería spam, por ser propaganda ideológica anti-atea.
#1 Una pena, porque podría haber generado un debate interesante y enriquecedor. El caso de Lindsay, por ejemplo, es difícil de defender.
#4 cuando he puesto mi comentario ya había 6 votos negativos. Mi comentario no ha influido en el resultado final.
#1 salon es un medio "de izquierdas":
https://www.allsides.com/news-source/salon
https://mediabiasfactcheck.com/salon/
así que otra interpretación posible sería: "No me gustan estos ateos porque son de derechas, los únicos ateos buenos son los de izquierdas".
#5 el usuario más bien.
Venga no me jodas. Anda que no tenemos ejemplos de extrema derecha que tienen todo el puto día dando la turra con Dios.
Empezando por Bolsonar, siguiendo con la golpista Jeanine Áñez y pasando por VOX.
Solo para empezar la lista.
Solo están siendo coherentes con sus argumentos. Lo que defienden es que las religiones deben circunscribirse al ámbito de las creencias personales, fuera de las instituciones y del estado, y este mismo argumento debe aplicarse a las teorías críticas de raza, género, etc y la nueva ola de justicia social woke, cuyos fundamentos, por ejemplo la idea de privilegio provienen del postmodernismo y su rechazo a la idea de verdades objetivas, y son indistinguibles en la práctica de conceptos religiosos como el pecado original.
Esta oposición a lo woke es compartida desde posiciones conservadoras y religiosas, pero en este caso la motivación no es una defensa de los valores de la democracia liberal y la ciencia, sino la amenaza de una religión alternativa que desde la izquierda se está convirtiendo en religión de estado.