Publicado hace 1 año por geralt_ a historia.nationalgeographic.com.es

entre los perros de Edinburgo seguramente ninguno sea tan famoso como Greyfriars Bobby, un terrier enterrado en el cementerio de Greyfriars Kirk junto a una estatua que lo recuerda. Este perro, cuya historia de fidelidad recuerda a otros perros como el famoso Hachiko, tuvo un honor inusual en el siglo XIX: fue nombrado ciudadano honorífico de Edinburgo y se le hizo entrega simbólica de las llaves de la ciudad. Este acto le otorgaba el derecho a acceder a cualquier lugar de la población en la que un ciudadano humano pudiera hacerlo...

Comentarios

eithy

Mucho antes de eso, el caballo de Calígula