De todos los Borbones, sin duda Luis Fernando de Orleáns fue el más canalla y probablemente el más simpático. Homosexual declarado, bebedor empedernido, cocainómano y traficante de drogas, vivió a su aire, sin importarle dónde, cómo, ni con quién. Su encanto personal le hacía especial para muchos, que veían en él a alguien en las antípodas de la rancia monarquía borbónica. Extravagante, divertido bohemio, delincuente e incomprendido.
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