Durante muchos siglos, antes de la aparición de la moneda metálica en los siglos VIII-VII antes de nuestra Era en Asia Menor, existió un activo comercio interno e internacional, que en la actualidad nos resulta difícil comprender sin la utilización de la moneda económica convencional. El mejor exponente documentado de este comercio lo tenemos en los pueblos fenicios, experimentados navegantes que obtuvieron mediante el trueque grandes riquezas (oro, marfil, pieles...) a cambio de modestas mercancías (cerámicas, ungüentos, vino...).