Amén y bola negra

-Que no, que el informe es un maldito bulo de ese coronel de allí. Como sabe que lo vamos a defenestrar se ha montado el solito un lío de cojones...

-Entonces... ¿Nada de nada de esa esfera?

-Nada. El muy cabrón tiró de galones y llamó a dos contactos en Bruselas y otros en... no sé dónde...

-Mierda. Con la que hay liada.

-Ah, y no te lo pierdas, llamó al Vaticano...

-¿Para qué?

-A un cardenal papable amigo suyo.

-Pero para qué.

-Está jugando al billar. A este cabrón hay que meterle la bola negra en sus mismísimas troneras.

-Y el papable ese quién es... y qué pinta.

-Ni idea, es de Asia, luego me pasan el informe. Al final el maldito apagón se lo comen los iberos.

-¿Quién?

-Coño, los de la península ibérica.

-Ah, bueno los portugueses pintan poco.

-Y una mierda. Los mejores infiltrados, son la hostia.

-Bueno, entonces crisis superada.

-Crisis enquistada, que el papable es un broncas de la cuerda... de esa cuerda que es soga para nosotros.

-Nos cargamos al coronel ese y ya vamos viendo.

-Ya. Anoche lo llamé... ¿Y sabes lo que me dijo?

-¿A quién llamaste?

-¡Al coronel Smith-Roscoe!

-Ah, vale. ¿Y?

-Me dijo que “amén”... ese tipo planea algo. Manda a los tuyos y que lo traigan a casa, es-col-ta-do. Que ya tenemos bastante movida en casa con el “agente naranja”.

-¿Amén? Bueno... le vamos a dar “amén y bola negra” a la vez.