En la última Conferencia de Seguridad Europea celebrada en Munich, el vicepresidente de EEUU, J.D.Vance, expresó lo que realmente pretende hacer EEUU con Europa (a nivel político). Simplemente es lo que viene haciendo hasta la fecha, solo que ahora tienen la prepotencia y la desfachatez de decirlo abiertamente a la cara y sin subterfugios. Se ha acabado el lenguaje políticamente correcto.
Básicamente, EEUU insiste en que Europa debe amoldarse a la nueva política de extrema derecha y, por tanto, que sigamos siendo sus fieles lacayos, es decir, actores secundarios y decadentes en el panorama político mundial, que para sobrevivir abracen las demandas de EEUU para evitar sufrir su política arancelaria.
Recordemos las palabras de Yanis Varoufakis sobre el plan maestro de Donald Trump y la parte de “la gran negociación”: Ahora que EEUU amenaza con aranceles y con abandonar el paraguas europeo de la OTAN, Europa ha decidido promover un rearme militar, cayendo de lleno en la táctica de Trump.
Estamos haciendo exactamente lo que Trump quiere, es decir, que Europa se endeude y financie el fortalecimiento de la OTAN comprando a EEUU todo el armamento que sea necesario adquirir. Y para compensar esa deuda, Europa recortará en servicios básicos mientras EEUU seguirá vendiéndonos el gas al triple de precio que el gas ruso, y seguirá financiando movimientos de extrema derecha para romper la frágil unión que teníamos (los países europeos).
Viéndolo fríamente, Europa no debería incomodarse tanto al escuchar las palabras de J.D.Vance, ya que, en realidad, integra en su seno a gobiernos de extrema derecha o aliados con partidos de extrema derecha, como Hungría, Polonia, Italia, Suecia, Bulgaria, Austria y Letonia. Sin mencionar aquellos países como Alemania, Francia, Dinamarca o España, que están a las puertas de que la extrema derecha gobierne.
Tampoco habría que olvidar las tácticas imperialistas de Europa en Georgia o Moldavia, haciendo una injerencia descarada para intentar manipular el resultado de unas elecciones cuando el candidato favorito a ganarlas no era de los suyos. Ni que decir tiene de la complicidad de Europa con la guerra genocida de Israel, con los que seguimos comerciando con armas y a los que hemos aplicado cero sanciones. O del silencio de Europa cuando se desató la guerra del Donbas en Ucrania, o del silencio de Europa cuando EEUU dinamitó el NordStream 2 en Alemania, un acto de guerra que ha quedado impune y al que se ponen trabas para investigar (esto último, de la mano incluso de los Gobiernos Socialdemócratas, donde los partidos “Verdes” son ya más belicistas que la propia extrema derecha).
También sorprenden las reacciones de ciertos discursos de "izquierda" ante lo que está aconteciendo en Ucrania. Tras la bochornosa reunión en la que Trump escarmienta a Zelensky, y luego éste es arropado en Europa, y luego éste pide perdón a Trump, la izquierda sale corriendo a la palestra en defensa del pobre Zelensky: “vaya bajada de pantalones”. Y yo me pregunto, ¿Qué pantalones?, ¿Realmente Zelensky ha hecho otra cosa distinta que bajarse los pantalones frente a EEUU durante la última década?
Es curioso que cuando Zelensky se bajaba los pantalones ante la política belicista de Joe Biden y de la Europa de los “valores”, en la que ya habían boicoteado cualquier negociación de paz y seguían conduciendo a Ucrania hacia la muerte y la perdición, ningún izquierdista hablaba de que Zelensky se estuviera “bajando los pantalones”. Todo eran elogios al “héroe” de Zelensky, y a su derecho a la legítima defensa. Incluso lo invitaban a los parlamentos para que nos dijera lo buena que era la guerra y lo bien que iba todo, salvo quizá por lo que omitía en sus discursos: el endeudamiento masivo de su país y la muerte de cientos de miles de personas. Cosas sin importancia, claro.
Respecto a esta cuestión, solo cabe matizar lo siguiente: Aunque el derecho a la defensa es legítimo, la prioridad debe ser siempre buscar soluciones pacíficas y diplomáticas para evitar un mayor sufrimiento humano. La guerra debe ser el último recurso, no la primera opción, que es lo que ha perseguido EEUU, Europa, la OTAN, Zelensky y, por supuesto, Putin.
Llegados a este punto, Europa ya no tiene remedio. Somos el hazmerreír de la geopolítica mundial, y ahora viene el rearme contra la “amenaza” rusa. El teatro de marionetas es espectacular. Mientras EEUU intenta negociar con Rusia, Europa pretende meter más leña al fuego.
Tras el gasto (antes inversión) de cientos de miles de millones de euros en la guerra de Ucrania, resulta que lo único que nos podía generar un retorno a los europeos eran los recursos de Ucrania, los mismos que está negociando Trump quedarse para él solo. Es fantástico. Y no contentos los europeos con financiar una guerra sin obtener nada a cambio, ¡ahora resulta que también nos quejamos de que nos han expulsado de las negociaciones! Pero, ¿se puede saber cuándo Europa ha querido negociar algo?
Es más, Europa ahora mismo tendría la oportunidad de pintar algo como mediador en las negociaciones si en vez de plantear un rearme para ocupar Ucrania con sus ejércitos, expresara que acataría cualquier acuerdo de paz negociado entre Rusia y Ucrania donde se imponga la neutralidad de Ucrania. Esto lo podrían decir, pero claro, no lo hacen. Es el turno de llorar por el giro inesperado de Trump y de seguir con el cuento de la "amenaza" rusa.
Insisto. El único país que ha bombardeado Europa en los últimos años ha sido EEUU reventando una infraestructura energética en Alemania. ¿Por qué nos sometemos a los dictados de este mismo país aliado, que ya ha demostrado que no es de fiar, y somos tan recelosos de Rusia que ni siquiera ha atacado a ningún país europeo? Recordemos que Ucrania no forma parte de la Unión Europea. ¿Qué pintamos realmente en esta guerra provocada por EEUU y Rusia?