Tierra, tierra. Grito el vigía.
El capitán pensó que sería otra alucinación, y sería la cuarta.
Llevaban dias sin provisiones y el agua se estaba acabando. Semanas sin tocar tierra y sin viento para navegar hacia mella en la escasa tripulación que quedaba
Pusieron rumbo hacia allí y una corriente extraña les llevo rápidamente. Al acercarse vieron que era real y no un espejismo, por fin podrían aprovisionarse.
Desembarcaron todos en busca de alimentos y agua, y les recibieron sus exageradamente amables habitantes que les saciaron de manjares. Carnes jugosas, exóticos pescados, dulces frutas y agua de citricos.
No podían creer lo que les estaba pasando.
Al preguntar dónde estaban, les dijeron que en isla perdida, y que no buscasen en los mapas porque no aparecía.
Tras quedar saciados fueron cayendo dormidos uno tras otro, plácida y felizmente.
Al despertar estaban todos en cubierta, con el velero a la deriva. Las bodegas llenas de alimentos y agua potable. No había rastro de tierra a la vista.
Intentaron volver a isla perdida, pero las brújulas extrañamente funcionaban mal. Habían perdido el norte.
Tierras extrañas, días raros.