Había vuelto a pasar. Alguien, seguramente el mismo tipo, había vuelto a depositar sus líquidas heces en el hoyo 18, la semana pasada en el 12 y la anterior en el hoyo 10. El cuidador del campo de golf estaba hasta las mismas gónadas de limpiar el hoyo que quedaba impracticable debido a la deposición del malnacido que hacía eso. Las cámaras sólo habían captado a un tipo de mediana estatura, con sudadera negra, capucha y pantalones negros.
Los de seguridad no tenían autorizado abandonar el edificio central y se reían cada vez que a él le tocaba limpiar uno de los hoyos llenos de esa líquida pasta marrón.
Ese mismo día acudía un magnate estadounidense, así que decidió tomar cartas en el asunto, consiguió llenar el hoyo 15 y el 16 con sus propias heces, eso sí, las suyas eran de tipo 4 en la escala de Bristol.