-¿Pues no ofreció nuestro señor pan al hambriento y consuelo al enfermo?- Clamó el sacerdote desde el púlpito, antes de tomar aliento y continuar el sermón -¿Acaso no renegó del odio defendiendo a una prostituta? ¿No renegó de la violencia, salvo la única excepción contra los ávaros mercaderes en el templo? A vosotros que entráis en este templo, y comulgáis en su cuerpo y su sangre, a vosotros os dejó el camino para poder seguirlo... Amen Missa Est.
La grey se persignó al acabar el sermón, y se levantó para abandonar lentamente el templo tras depositar un donativo en el cepillo que uno de los monaguillos les acercaba casi ceremonialmente. Tan sólo don Santiago, uno de los personajes más ilustres del pueblo, y conocido político conservador, se quedó esperando a que el párroco saliera.
-Bueno, lo mejor siempre viene después del "mitín", padre- Dijo sonriente don Santiago al sacerdote -Y ya que hemos empezado con el vino ¿por qué no continuar "comulgando" con vino y carne? He oído que el Club Venus tiene caras nuevas, y muy jóvenes.
-Amen Missa Est!- Asintió el párroco torciendo el gesto en una sonrisa contenida, y salió del templo acompañado por don Santiago.