Muerte por pataleta

Los consejeros del Emperador Maximus Tragaldabius esperaban su llegada con el terror de costumbre. Era conocido por sus estruendosas y sangrientas pataletas cuando algún asunto no salía como deseaba. Estruendosas por lo atronador de sus berridos, y sangrientas porque solían ir acompañadas de la ejecución de (como mínimo) el portador de las malas nuevas.

-Divinidad, vuestra esposa os ha sido infiel con el general Trancus Óptimus 5 veces esta semana- soltó el consejero de los espías.

-¡¡¡Que los crucifiquen y también a este…!!!! -gritó el Emperador.

-Divinidad, los bárbaros han reconquistado Bretaña y siguen avanzando- espetó el consejero de la guerra sin dejarle acabar la frase.

-¡¡¡Que le descoyunten…!!!

-Divinidad, caímos en la bancarrota -espetó el consejero de la moneda.

-¡¡¡Que….!!!! El Emperador se alzó sobre sus 200 kilos para caer fulminado por un infarto.

-El plan salió bien. Muerto por una pataleta…justicia poética- rio el consejero de la marina.