«Amén» no es solo la última palabra de una oración, es también una llave que cierra y sella, un eco de obediencia o resignación, una firma espiritual sin posibilidad de réplica. Esta semana, la palabra que da título a nuestro concurso de microrrelatos coincide con el Cónclave, ese ritual antiguo y secreto en el que los cardenales del mundo se encierran bajo juramento hasta alumbrar a un nuevo Papa.