El plan estaba diseñado al detalle. No se les había olvidado nada: el itinerario, la cabaña, los vehículos, el artefacto letal, el reparto de papeles, las llamadas, los puntos de encuentro para la huida, el disfraz... Lo tenían perfectamente dispuesto y, por desgracia, les salió a pedir de boca. El aparcamiento de la T-4 se vino abajo la víspera de la Nochevieja de 2006 y dejó sepultados a dos ciudadanos ecuatorianos. La «tregua» y la negociación con el Gobierno también firmaron «de facto» su defunción.
Comentarios
Txeroki Hewlett Packard
Da para una novela...
Dijo "La T-4, al carajo"