Publicado hace 12 años por deineka a elperrodepicasso.blogspot.com

Hirst, famoso por sus cuadros con puntos de colores y sus tiburones en formol, casi nunca toca sus obras. Las hacen un grupo de ayudantes y él se limita a darles instrucciones. El uso de ayudantes no es algo tan reciente. Los grandes artistas del Renacimiento y el Barroco ya lo hacían y ni siquiera la Capilla Sixtina se salva. Miguel Ángel no la pintó sólo, sino que contó con 12 asistentes. Rubens, por ejemplo, no siempre pintaba personalmente sus cuadros.