Los únicos seres que frecuentan la iglesia de Saint-Martin, construida en 1829, son las palomas. En 1989 se desprendieron algunas piedras del campanario y el lugar dejó de ser seguro. Ahora está desahuciado. El municipio al que pertenece, Arc-sur-Tille –2.500 habitantes cerca de Dijon, en el noreste de Francia–, ha optado por el pragmatismo. Vista la escasez de feligreses y ante la incapacidad de hacer frente al coste de una restauración, el ayuntamiento opta por la demolición.
Comentarios
Yo me alegro de que las iglesias se queden vacías, pero creo que no deberían derribarla.
Siempre es patrimonio histórico y artístico.
Deberian aprovecharlo y convertirla en una biblioteca, por ejemplo. Sería de un simbolismo estupendo.
#3
Si la ceden no la pueden reclamar luego alegremente.
Pues...que alegría.
Ya se que son patrimonio cultural. Pero en tantas partes del mundo se demuelen casas viejas.
Puestos a urbanizar, que demuelan iglesias y no antiguos locales de tango, como sucede en Buenos Aires.
#1 ...y ante la incapacidad de hacer frente al coste de una restauración...
Restaurar y hacer seguro un lugar asi tienn un costo alto. Además, después de la restauración seguro que la iglesia reclama la propiedad del edificio.