Publicado hace 12 años por sergiog0tt a bloglaformula.blogspot.com.es

Liubliana, cuatro de mayo de 1980, la capital de la actual Eslovenia era espectadora directa de la muerte de Josip Broz “Tito”, jefe de Estado yugoslavo desde la finalización de la II Guerra Mundial. Lo que bien podría ser una simple efeméride de la historia contemporánea europea marcó un antes y un después en el deporte mundial. Mientras el mundo observaba con miedo y tensión el posible estallido de una nueva guerra mundial con la Guerra Fría, Yugoslavia sentaba las bases de lo que pudo ser y se quedó en el camino.