Hace 10 años | Por jawks a viajesalpasado.com
Publicado hace 10 años por jawks a viajesalpasado.com

A 67 grados bajo cero uno puede llegar a destemplarse un poco. La Pequeña Isla de Diomedes tiene la manía de castigar al visitante, suele estar de mal humor, con el gesto torcido en hielo, resoplando vientos polares que reivindican su deseo de estar sola, de seguir perdida en una de las esquinas del mundo. Aquí, los hombres nos sentimos fuera de lugar.