Aunque la tasa de delincuencia callejera continúa cayendo en Japón, un país bastante seguro, las noticias amarillistas dan pábulo a la ansiedad colectiva ante la posibilidad de un atraco. Menos mal que a una diseñadora de modas, Aya Tsukioka, se le ha ocurrido una solución: un disfraz portátil de máquina de bebidas, para que el portador pueda fingir ser un distribuidor automático si surge el peligro. Hasta la fecha ha vendido 20 al precio de $800. ¿Ingenioso? Desde luego. ¿Inocente? También. ¿Eficaz? Está por ver... (Artículo en inglés).
Comentarios
¡Snake! ¡Snake!
¿Y si a uno de esos atracadores le apetece comprar una bebida con el "botín" de uno de sus atracos?
Joder, si más cantosa no puede ser...
Yo la compraría pero para carnaval, no para otra cosa, que es genial.