Ya en la década de los 60 algunas organizaciones militares conocían que los ordenadores generaban radiaciones electromagnéticas que no solo interferían con las señales de radio sino que también suponían un punto de fuga de información sensible. Este tipo de emanación es conocida como radiación Tempest. Martin Vuagnoux y Sylvain Pasini han encontrado 4 formas diferentes de recuperar las pulsaciones que se realizaban en teclados cableados a una distancia de 20 metros, capturando el campo electromagnético que se creaba al pulsar cada tecla.