Un día te miras al espejo y aunque no lo hayas notado, sabes que ya no eres la misma de hace un par de años. Esa inseguridad de la adolescencia ha desaparecido y ya tienes tu personalidad, tus opiniones, tu estilo y tus gustos forjados. Ríes con más ganas y te das cuenta de que el 80% de los problemas son tonterías. El círculo de amigos se ha reducido en número pero aumentado en calidad, y cada vez entiendes más la serie Friends. Aprendemos a valorar los “planes de día”, y el gusanillo de conocer mundo está a flor de piel...
Comentarios
Le faltan unos hervores.
Esto es España, un país en el que madurar es sentirte identificado con los personajes de Friends.
Voto errónea por que tengo treintaitantos y me meo en los veintitantos. Añoro aquel pelazo...