Hoy día, los niños, como han hecho sus padres y abuelos, coleccionan cartas de fútbol, de los Gormiti, de Pokémon, etc. No recuerdo haber terminado ninguna colección completa de cromos o cartas en mis tiempos, aun teniendo tres hermanos más y bastantes amigos con los que podía intercambiarlas. Pero esto, que supongo le ocurrió a casi todo el mundo, se entiende fácilmente si utilizamos las matemáticas para hacer unos sencillos cálculos.
Se olvida de un detalle: que no solías coleccionar solo y siempre tenías a algún amigote que hacía también la misma colección. Por tanto, intercambiabas las repetidas y algunas cotizaban bastante bien...
Cuando yo era pequeño, las editoriales se ofrecían a venderte por correo los 10 últimos cromos que te faltaran, indicando los núimeros. Yo lo hice un par de veces y así pude completar las colecciones. Aunque ahora que lo pienso, así podías comprarles toda la colección de 10 en 10 cromos.
Yo acabé (y lo puedo decir con orgullo) mi colección de cromos de Candy Candy. Los cromos costaban un duro y ni siquiera eran autoadhesivos... El resultado era que todas las niñas del colegio andábamos de acá para allá con una barrita de pegamento u un mazacote de cromos que podía alcanzar fácilmente los dos palmos... Y que conocíamos de memoria.
Todavía me pregunto cómo pude perder el álbum...
Comentarios
Se olvida de un detalle: que no solías coleccionar solo y siempre tenías a algún amigote que hacía también la misma colección. Por tanto, intercambiabas las repetidas y algunas cotizaban bastante bien...
Cuando yo era pequeño, las editoriales se ofrecían a venderte por correo los 10 últimos cromos que te faltaran, indicando los núimeros. Yo lo hice un par de veces y así pude completar las colecciones. Aunque ahora que lo pienso, así podías comprarles toda la colección de 10 en 10 cromos.
Yo en su tiempo me terminé los cromos de pokemon (cuando eran 150 )
#1 Yo también, de hecho fue el único
#1 #2 en efecto, es la unica coleccion que conozco que todo el mundo ha completado, yo incluido obviamente
Yo acabé (y lo puedo decir con orgullo) mi colección de cromos de Candy Candy. Los cromos costaban un duro y ni siquiera eran autoadhesivos... El resultado era que todas las niñas del colegio andábamos de acá para allá con una barrita de pegamento u un mazacote de cromos que podía alcanzar fácilmente los dos palmos... Y que conocíamos de memoria.
Todavía me pregunto cómo pude perder el álbum...