Nuestra percepción del gusto se encarga de controlar la entrada a nuestro organismo de sustancias que ingerimos en la dieta y proporciona además una forma determinada de comprender el mundo que nos rodea. Frecuentemente asumimos que la realidad de nuestro entorno existe por sí misma, pero obviamente no es así y depende en parte de nuestras propias percepciones. Por esto sorprendió el descubrimiento, en 1931, de que existía una marcada variación entre los humanos por lo que respecta a la percepción del gusto amargo.
Comentarios
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neanderthalis.blogspot.comfff demasiado complicado. No me gusta el tomate ¿debo sentirme mejor o peor por ello?
Una solución quiero
Eh, esto es importante. Determina genéticamente si te gusta o no la cerveza.