Publicado hace 14 años por --64459-- a drakenland.wordpress.com

Después de que el retorno de Hayao Miyazaki se materializase en uno de los mayores éxitos del género de la animación, el maestro japonés decidió probar suerte veinte años más tarde en el género infantil que lo catapultó al estrellato y a la fama mundial. El film se convirtió en el proyecto más costoso de la historia del cine japonés. Un largometraje tradicional en sus técnicas de animación que arrasó en festivales de medio mundo por su sencillez en la narración y su preciosismo audiovisual que sedujo a niños y mayores de todo el planeta.

Comentarios

J

Pero no aguantó en los cines ni dos semanas. ¿Por que? Porque siguen pensando que dibujos animados = Pelicula infantil, y así nos va. Y mientras siguen programando mierdas en el cina y preguntándose porqué la gente ya no va. Ahí les den por viento y les salpique el aceite de los espárragos.

Brill

Adoro esta película, igual que casi toda la obra de Hayao Miyazaki. Si no es abusar reproduzco una reseña que hice en su día para un foro que frecuento:

"Si nada lo remedia, y la crítica no parece estar mucho por la labor, me parece que la última película de Hayao Miyazaki está destinada a salir escopeteada de la cartelera en cuestión de semanas. Y es que lo peculiar de su estilo de dibujo, unido a una trama mucho más infantil (entendiendo "infantil" como cercana al mundo de los niños, y no como "simplona", para entendernos) de lo habitual en el realizador de "La princesa Mononoke" parecen una fórmula instantánea para ahuyentar a los fans del anime de las salas.

En realidad, la cosa es mucho más cercana de lo que parece a la última etapa de la obra de Miyazaki, la que inauguró con "El viaje de Chihiro" y continuó con "El castillo ambulante de Howl". Casi se podría hablar de trilogía, aunque nada parece indicar que Miyazaki no piense seguir en esta línea en el futuro. Estas tres películas se apartan del resto de la obra de este director para proponer una especie de "cuentos para adultos", historias que tomando elementos del folklore occidental y oriental -la conversión de los padres de Chihiro en cerdos, tomada de uno de los capítulos de "La odisea" de Homero, en "El viaje de Chihiro", o la presencia de deidades niponas en "Ponyo en el acantilado" son muestra de ello- y el punto de vista infantil -una constante del director japonés desde los tiempos de "Conan, el niño del futuro", por otro lado- buscan reproducir el carácter alegórico y poético de los cuentos infantiles, y la fascinación que provocan en los niños, en espectadores adultos.

¿Y cómo conseguir algo tan exótico como los "cuentos para adultos" o las pompas de jabón duraderas? Pues a la vez que reproduciendo los mecanismos clásicos -escenarios a la vez cotidianos y exóticos, arquetipos reconocibles, situaciones fantásticas donde parece posible- añadiendo una atención al detalle y una profundidad a los personajes que impidan que mentes mucho más maduras que las infantiles desconecten o descubran las costuras del relato.

Sólo así se comprende que en una película presuntamente infantil -y entrecomillemos lo de presuntamente- Miyazaki se esfuerce tanto en dotar de profundidad a personajes como la madre del protagonista, una joven trabajadora de desternillantes cambios de humor, o de sembrar la historia de crípticas pistas alusivas al pasado de otro de los personajes secundarios, Fujimoto, que además del villano de la función se muestra como un ser verdaderamente complejo y ambiguo, capaz tanto de allanar el camino al armagedón como de proteger a Ponyo del mundo humano por temor a que sufra algún daño.

Y sólo así se comprende también que Miyazaki siga aplicando las lecciones de puesta en escena que tan buenos frutos dieron en "El castillo ambulante de Howl": igual que en aquella ocasión jugaba con el punto de vista de los personajes para mostrar a su protagonista joven o envejecida, según la escena, aquí el estilo de la animación y la imaginería cambian radicalmente según el punto de vista de la escena sea infantil o adulto, alternando las visiones fantasiosas (ese tsunami visualizado como una cabalgata de descomunales peces) y un dibujo vistoso y desmañando, como dibujado por manos infantiles, con planos casi fotorrealistas."