la nefasta gestión que hizo el régimen franquista de la epidemia de poliomielitis que afectó a una generación de niños nacidos entre 1950 y 1964. El brote no solo fue ocultado a la opinión pública, favoreciendo su propagación, sino que cuando se dispuso de la vacuna, esta fue administrada con criterios de difícil explicación. Una generación sufrió este episodio negro de la salud pública franquista, responsable de miles de casos de polio y de síndrome postpolio
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Fue terrible. Nací en 1954, en mi clase de unas cuarenta niñas (todo niñas, era un colegio de monjas), había cuatro, ¡cuatro! niñas afectadas de poliomielitis que se dice pronto; llevaban esos aparatos en las piernas y además dos de ellas con muletas.
Mi madre, a pesar de ser una familia humilde y trabajadora, en vista del panorama me llevó a un pediatra privado que no se lo que le cobraría por las inyecciones de la vacuna contra la polio.
Me acuerdo que me dieron varias dosis, yo tendría unos seis o siete años, eran unas inyecciones en la espalda dolorosísimas, y después me pasaba los dos días siguientes en cama con mucha fiebre.
Luego cuando nacieron mis hijas en la década de los ochenta y vi que les daban esas dosis orales respiré de alivio porque yo lo pasé francamente mal.
Una asociación de afectados pidió judicialmente responsabilidades e indemnizaciones al Estado dado que la vacuna ya hacía varios años que había sido descubierta y era su deber proteger la salud de los ciudadanos.
Increiblemente fue desestimada.
También es un problema que pocos médicos conocen el síndrome post-polio que suele aparecer unos 40 años después, por lo que los afectados se encuentran con problemas a la hora de que se les reconozcan ayudas de invalidez etc
Pero Franco hizo muchos pantanos...