Hace 11 años | Por puntazo a diariodeavila.es
Publicado hace 11 años por puntazo a diariodeavila.es

Las vidas del «bondadoso» Saturnino Navazo y del niño Siegfried Meir se cruzaron en un día de febrero del severo invierno de 1945, en lo que se llamaba la Siberia austriaca, Mauthausen, un campo de concentración levantado por los primeros prisioneros españoles capturados en Francia tras la incursión alemana en el país galo. El fútbol salvó la vida a mi padre adoptivo en Mauthausen. Era el Ronaldo de aquel horror nazi y las SS aplaudían sus jugadas»...

Comentarios

mmlv

Recordar a las víctimas de los nazis es nazismo.

jamma

Me chirría lo del apellido en minúscula.

mayhemito

Ahora sólo falta poner la tilde a "salvó".

shapirowilks

Me ha encantado la historia, muy emotiva. ¡Un 10!