A todos nos fascinan los chismes que suceden (o que imaginamos que suceden) dentro de un hotel. En especial si se trata de uno de esos hoteles legendarios que han sido escenario de la historia propiamente dicha o de historias para dormir y para no dormir. Son los miembros de este personal, algunos representantes de algunos de los establecimientos más selectos de este país, los que nos han "soplado", siempre con la discreción que les caracteriza por bandera.
Comentarios
Echo en falta la anécdota de James Stewart en el hotel Palace de Madrid.
En ese hotel, que se reputaba prestigioso, no se aceptaba a actores ni gente del mundo del espectáculo, así que le dijeron a Stewart que no iba a poder alojarse en él.
Stewart salió de allí, y se cambió de ropa. En vez de entrar con su habitual traje, entró con su uniforme de general de división de la fuerza aérea, y ahí ya no hubo problema.
La única buena es la última, me huelo que eran japoneses
Leonard Bernstein tenía razón, el pianista del hotel se había olvidado un plato de postre sobre las cuerdas.
Me huelo que no se lo olvidó precisamente...