Occidente ha permitido que sus defensas bajen y la balanza se inclina así a favor de Rusia. Los analistas occidentales olvidan que el rearme ruso se ha basado en la misma lógica. Occidente despojó a Rusia de su escudo de seguridad en los años noventa y Putin se ha propuesto restaurar la mayor parte posible del mismo. La solución al desorden inherente en un mundo de naciones soberanas no es que todas se armen hasta los dientes, sino que desarrollen normas de coexistencia y practiquen las artes de la diplomacia y la resolución de conflictos.
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