La digestión del ganado origina enormes cantidades de gases que, como es natural, los animalitos expelen sin la menor discreción. Como dato diré que una vaca kiwi expulsa entre 90 y 100 kilos de metano al año, las mismas emisiones que produce un coche que circula 1.000 kilómetros. El resultado final no es ninguna broma: según los cálculos del gobierno neozelandés, la suma de tan enorme cantidad gasística supone más del 40 por ciento de las emisiones de su país que inciden en el calentamiento terrestre.
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