Los caminos del juramento hipocrático son inescrutables. Un médico finlandés chupó el pezón de una paciente de que acudió a la consulta intrigada por un líquido que fluía de sus pechos. La mujer, de 20 años, esperaba que la hicieran una prueba de ultrasonidos de los pechos pero el médico le dijo que la mejor manera era probar el líquido directamente con los labios, siguiendo un viejo ritual de las comadres laponas.
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