Una adicción  es como una prisión. Te priva de libertad y te limita a un recinto en donde solo puedes caminar en círculos. Salvar las murallas, superar el obstáculo de la adicción supone esfuerzo y sufrimiento como lo supondría escalar la muralla de un presidio. Más allá de esa muralla está la libertad, y esa misma libertad también da miedo.  
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