Sirva esta anécdota para ilustrar mi teoría sobre Gallardón: su vida es, desde que se despierta hasta que se acuesta, una farsa decepcionante y absurda, durante la cual va insultando la inteligencia del personal, creyendo que puede hacer creer a media humanidad que su conducta no está regida por la vanidad personal, sino por la altura de miras. Nada más lejos de la realidad. Gallardón es un narcisista carente de códigos morales cuyo solo objetivo en la vida es dejar su impronta allá donde fuere, aunque ello suponga hacerle pagar al prójimo...
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