Dice adiós Alfredo Landa y con él se va el landismo, un cine que los que hoy mandan han mandado al ostracismo. Cierto que triunfó en un tiempo marcado por la censura. Quiéranlo o no, Landa fue el más cotizado actor en su momento, y hoy es un auténtico señor. Y a ese señor que se va justo es hoy reconocerle y ,a la vez, agradecerle la manera magistral que tuvo de entretenernos con mil historias de cuernos -como en la vida real- y mil historias de sueños de los que solía ser dueño un pueblerino genial.
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